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Hoy, 13 de enero se cumple el 47 aniversario de la inauguración de los Refugios de Montejo y del embalse de Linares, administrados respectivamente por WWF España y la CHD; entre Segovia y Burgos, junto a Soria. Fue casi el primer espacio protegido en Castilla y León, cuando había muy pocos en España. En 2021, el convenio del Refugio, entre WWF y el ayuntamiento de Montejo, se renovó por diez años más y por unanimidad.
Félix Rodríguez de la Fuente nos dijo: “Y cuando hagamos la reserva de los buitres…”, añadiendo que “no se dice dónde está”. Durante más de veinte años, él había mantenido en secreto este paraje, que le enseñó José Antonio Valverde, “con su gigantesca colonia de buitres”, como el propio Dr. Valverde escribió en sus memorias. Pocos naturalistas lo conocían. Ni siquiera debieron saberlo los muchos científicos extranjeros que recorrieron antes España, para estudiar y robar los tesoros de nuestra fauna. La gran colonia no fue saqueada porque no era conocida. En febrero de 1971, el maestro de Montejo, Dionisio Escudero Pascual, comentó en “El Adelantado de Segovia” la importancia de su enorme población de buitres, quizá de las mayores de España, y la necesidad de protegerla. En febrero de 1974, con una fuerte nevada, el equipo de “El Hombre y la Tierra” (TVE) fue allí a filmar buitres y águilas. Félix quedó tan sorprendido ante la disminución de la enorme colonia, que propuso convertir miles de hectáreas en Refugio de fauna; con guardería eficaz, comedero para buitres, y respaldo local. El biólogo Luis Antonio Serrano nos decía: “Como lo consigan… va a mover a mucha gente.” El 31 de mayo de aquel año, Francisco Ortiz de la Torre, entonces Secretario General de ADENA, nos reunió en su despacho a jefes de grupos juveniles de la asociación, y dedicó una tarde a mostrarnos mapas y explicarnos el proyecto. Ese día recobré la esperanza, de que quizás no todo estuviera perdido, para las grandes rapaces y el equilibrio natural que representan. Quise saber si este Refugio increíble era eficaz, y le he entregado casi toda mi vida.
Félix Rodríguez de la Fuente, con los guardas de ADENA Hoticiano Hernando (con la placa) y Francisco Javier Simón (ambos, al fondo), Antonio Ruiz (Jefe del campamento de ADENA en el Refugio, a la izquierda), las monitoras y acampados y otros naturalistas (incluido el autor del presente artículo, el segundo a la izquierda de Félix). En primer término, hacia la izquierda, Xavier Batllori, hoy Profesor de Universidad en Barcelona, que comenta esta foto en los libros colectivos “La Leyenda de las Cárcavas” y “Guardianes del Refugio”. (Fotografía: Ana Martín Moreno. Agosto de 1976).
Sin apenas precedentes y con generosidad asombrosa, bastantes personas y entidades, dentro y fuera de los pueblos, lo hicieron posible. Conservarlo, manteniendo el esfuerzo y la ilusión, ha sido mucho más difícil todavía. Se consiguió gracias, sobre todo, a Hoticiano Hernando y su hijo Jesús, guardas de WWF en el Refugio, que además lograron aglutinar a naturalistas y lugareños de una amplia comarca entre las tres provincias; sin olvidar a otros guardas, agentes, y cientos de enamorados de esta tierra.
Un cartel dedicado a Hoticiano en la Casa del Parque, una placa de WWF en el pueblo de Montejo y otra del Fondo en el Refugio, recuerdan su extraordinaria labor. También han recibido merecidas placas del Fondo los guardas Jesús Hernando (WWF) y Juan Francisco Martín (CHD), el gran ornitólogo suizo Daniel Magnenat, el Ayuntamiento de Montejo, Juan Molina (de Milagros), y en 2021 Rafael Marina (Director del Parque Natural) y el agente forestal Juan José Molina (vicepresidente del Fondo, comisario de la exposición sobre la historia del Refugio, y actual coordinador de los censos de otoño, en los que ya han participado 852 naturalistas). En 2015, Francisco Javier López-Escobar, entonces Delegado Territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia, envió cartas de agradecimiento, en nombre de la Junta Rectora del Parque, a Hoticiano (después de asistir al homenaje que le hizo el Ayuntamiento de Montejo) y a las viudas de Daniel Magnenat y de Fortunato Mínguez (éste último, encargado de la presa del embalse de Linares durante 35 años, puesto que desempeña ahora su hijo Abelardo, también recibió un homenaje de la CHD).
En 2021, en el congreso internacional (telemático) sobre buitres organizado en Francia, presenté una ponencia sobre los censos de nidos y pollos que he realizado cada año desde 1975. Que yo sepa, este seguimiento riguroso, destacado por Michel Terrasse y otros como puede verse en Internet, es el más largo en España peninsular, para una población de vertebrados silvestres. Durante 53.775 horas de campo, he controlado 7.341 pollos volados de buitre leonado (con un máximo de 317 en 2021), en exactamente 1.000 nidos distintos (el nido campeón fue usado con éxito 39 años); y 429 pollos de alimoche (con un récord de 19 en 1988), en 89 nidos con éxito alguna vez (el nido campeón fue ocupado 28 años, 23 con éxito, con 33 pollos volados).
Las 55 Hojas Informativas (disponibles también en www.naturalicante.com, gracias al trabajo altruista del informático Raúl González) suman 11.661 páginas, sobre las 335 especies de vertebrados registradas allí. Con el libro “El bosque, un libro y un sueño”, publicado por Antonio Ruiz en 2021, el Refugio, o trabajos sobre la zona, ha aparecido ya en 4.705 publicaciones impresas de todo tipo, 1.612 informes naturalistas (sin contar los de censos, que son muchos más), 56 congresos científicos (20 internacionales), 342 conferencias, 17 tesis doctorales y distintos trabajos fin de carrera, varios cursos (como las tres Jornadas sobre Buitres de la UNED, que dirigí), 280 programas de televisión y 827 de radio, múltiples filmaciones y sitios de Internet, etc. Ha recibido 25 premios, y 18 títulos o figuras de protección.
Además, muchos naturalistas han estado allí de jóvenes, por su cuenta o en campamentos, desde los pioneros de ADENA hasta los más recientes en el albergue “Sendas del Riaza” (de Gredos San Diego, en Valdevacas de Montejo). Damián Arguch escribió que el Refugio ha sido “una escuela de ilusión”.
La ermita de El Casuar y su entorno. (Fotografía: Francisco Jesús Fernández Herrera. 13 de noviembre de 2021.)
La última circular del Fondo recoge nuevos trabajos realizados en 2021, por GREFA (Carlos Cuéllar ha constatado la primera reproducción de la lechuza en una caja nido cerca de Campo de San Pedro) para WWF (que también ha pedido el restablecimiento de los generosos aportes de Cárnicas Minchán, tan necesarios para el comedero de buitres), SEO-Segovia (Jorge Remacha resume la campaña del aguilucho cenizo en el nordeste), el Parque Natural con otras entidades (Juan José Molina informa sobre el estudio de los mamíferos acuáticos), el Fondo para el Refugio (el último censo de otoño tuvo 93 participantes, cuyos informes sigo revisando), Manuel Jesús Sahagún (sobre el azor) y otros investigadores, etc.
En 2021, ha habido nuevos registros del martinete (fotografiado en el embalse, por Fernando Ávila y otros), la cigüeña negra (por Jesús Cobo [biólogo asesor de WWF para el Refugio], José Luis López-Pozuelo y Paloma Fraguío), el fumarel común (fotografiado por José Miguel Ibáñez), etc. En el nordeste de Segovia, Jorge Remacha y Juan Luis Galindo descubrieron un nido de águila culebrera, en el que salió adelante el pollo, como pude comprobar. Y en el suroeste de Soria, Fermín Redondo y otros continuaron con su enorme trabajo ornitológico.
Tal como aparece este mes en la revista “Quercus”, en 2021 encontré en el embalse de Linares, por primera vez, un nido de cormorán grande, donde nació al menos un pollo, pero la reproducción fracasó. Otra sorpresa de mis últimos censos ha sido la brutal disminución de registros de la alondra ricotí, el misterioso “fantasma” o “duende” del páramo (¿por el temporal “Filomena”?).
Durante 47 años, he comprobado que 81 nidos de buitre leonado, 65 de alimoche, 39 de cuervo, 31 de búho real, 21 de cernícalo, 20 de águila real, 19 de halcón peregrino, 20 de águila calzada, 12 de milano negro, 9 de ratonero, 6 de azor, 4 de alcotán, uno de búho chico, uno de garza real, tres de corneja, ocho de grajilla, y dos de chova, han sido usados, antes o después, por otras especies de aves. La alternancia, a largo plazo, es algo natural.
El pasado verano, Mª del Mar García Martín escribió, en la revista “Viajar por Segovia”, que recorrían las hoces del Riaza “con el máximo respeto”, “conocedores de su vulnerabilidad y de la vida que acogen”; y “con un hormigueo de emoción”, al recordar que son, desde 1975, “un lugar reservado a la naturaleza, al estudio científico y la educación ambiental, gracias al Refugio de Rapaces”.
La historia increíble del Refugio ha motivado proyectos en muchos otros lugares. En su 47 cumpleaños, ruego un recuerdo agradecido a todos los que, de forma desinteresada y muchas veces anónima, realizaron auténticos y prolongados sacrificios personales para que siguiera existiendo, salvaje y mágico; con toda su fauna y su profunda belleza.
Dr. Fidel José Fernández y Fernández-Arroyo
Presidente del Fondo para el Refugio de las Hoces del Riaza y miembro del Patronato del Parque Natural
Imagen portada: Buitre negro cerca del río Riaza, en el sur de Burgos. (Fotografía: Juan José Molina Pérez. 6 de noviembre de 2021.)
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