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Cuando hacemos alusión a la muralla de Tórtoles nos estamos refiriendo al conjunto de las cercas perimetrales y a las cuatro puertas que formaban el recinto amurallado de la villa, de lo que ya no queda nada. Tan solo se conserva un viejo muro de contención al que comúnmente se le conoce como “El Murallón”. Estas cercas no sólo servían para defender y dar seguridad a la población, en sus puertas también se cobraba el portazgo, derecho que percibía el monasterio de Santa María la Real como dueño de la Villa. La escasez de restos arqueológicos, el desconocimiento de documentación y la exigua información (a veces tergiversada transmitida generacionalmente de boca en boca), hasta ahora nos había hecho recurrir a la toponimia urbana de Tórtoles para intentar hacer una composición de la muralla. Desde un primer momento se tomaron como referencia unos padrones generales de Tórtoles de los años 1839 y 1840. En ellos ya se ven reflejados los nombres de las calles con los nombres de las cuatro puertas de la muralla: La Puerta del Sol, El Portillo, La Puerta Nueva, La Puentecilla.
En torno a ellas y siguiendo el límite perimetral que marcaban las calles, se fué trazando un cierre imaginario de las cercas. Ya en una línea más precisa de investigación podemos aportar nuevos datos de la muralla de Tórtoles apoyándonos en la documentación que nos aporta la medición y la tasación pericial de las cercas y portaladas hechas por los maestros canteros el año 1555 para la venta del señorío de Tórtoles.
En el monasterio de Santa María la Real de Tórtoles, a veintiocho días del mes de marzo, del año del Señor de mil quinientos cincuenta y cinco. Ante mí Alonso de Boada, notario de su majestad, comparecen:
de una parte, la señora abadesa, doña Isabel de Mendoza y monjas del convento.
De otra, Martin Izquierdo en representación de Rodrigo de Dueñas.
Asisten los dos alcaldes ordinarios, Miguel Sánchez de Tubilla y Fernando
Esgueva.
La parte pericial la componen los maestros canteros, Pedro de Mújica, vecino de San Llorente, nombrado por el monasterio y Juan López de Obieta, vecino de Peñaranda, por Martin Izquierdo.
Una vez nombrada la junta pericial y de forma protocolaria se les va a pedir a los alcaldes ordinarios que tomen solemnemente juramento a cada uno de los maestros canteros sobre la señal de la cruz.
Estos, siguiendo un ritual prometieron hacer la averiguación y la tasación de las cercas y portaladas según su saber y entender sin fraude ni engaño para ninguna de
las partes. Fueron testigos presenciales Pedro de Aranda, vecino de Valladolid y Martín de Sancho, criado de Pedro de Mújica. Una vez terminado el juramento los dos canteros salieron hacia la villa para comenzar a hacer la averiguación y la tasación en trece capítulos según estaban asentadas las cercas y portaladas de la manera siguiente:
“Primeramente vieron y averiguaron la pared que va desde la villa de Tórtoles al Portillo, que llaman las casas de Pedro de Roa, de sesenta y dos tapias y media de cantería. A ducado y medio cada tapia, valen y montan treinta y cinco mil ciento sesenta y siete maravedís y medio.
Otrosí, vieron y averiguaron otra pared que va desde la esquina de las tapias de arriba hasta la puerta del Portillo, donde están las casas y bodega de Pedro Arroyo, de treinta y cinco tapias de cantería, a ducado y medio cada tapia, montan diecinueve mil seiscientos ochenta y siete maravedís.
Vieron y tasaron otra pared de Pedro Rodríguez, que está encima de la Puerta del Sol, de seis tapias de cantería, a ducado cada tapia, valen dos mil doscientos cincuenta maravedís.
Vieron otra pared debajo de la Puerta del Sol, en las casas de Juan Prieto, de doce tapias de cantería, tasadas a ducado cada tapia, valen doce ducados.
Vieron otra pared a la Puerta Nueva, en las casas de Valdecañas, con ocho tapias, tasadas a ducado.
Vieron otra pared encima de las dichas casas, que de norte a sur el corral del bachiller Arroyo, con una salida. Tiene cuatro tapias, tasadas a un ducado cada tapia.
Otrosí, fueron y averiguaron otra pared que está en la Pontecilla bajo las casas de Juan de María, de ocho tapias, a ducado cada tapia.
Otrosí, vieron tasaron y averiguaron otra pared que va desde la Cerca de la Ren al corral de Juan Tabernero, de diecisiete tapias, que se tasaron a ducado, que valen seis mil trescientos setenta y cinco maravedís.
Otrosí, vieron y tasaron otra pared que está más abajo en el corral de Pedro Tabernero, que tiene seis tapias, tasadas a ducado cada tapia.
Otrosí, vieron y tasaron la puerta principal de la villa que se llama “El Portillo” la pared que tiene ocupa toda la calle. Está tasada en veinte mil maravedís.
Otrosí, tasaron y averiguaron otra puerta de la villa que se llama “ Puerta del Sol”, la pared que tiene ocupa toda la calle. Está tasada en veinticinco mil maravedís.
Otrosí, vieron, tasaron y averiguaron la puerta que se llama “La Puerta Nueva”, tasada en diecisiete mil maravedís.
Otrosí, vieron, tasaron y averiguaron la puerta de “La Puentecilla”, valorada en doce mil maravedís. Esta puerta está vieja y necesita repararse.
De manera que estas cercas y portaladas montan ciento cincuenta y un millar y setecientos y veinte y nueve maravedís y medio
El recinto amurallado de la villa de Tórtoles, que tendría cierta similitud con las tapias del monasterio de Santa María la Real, estaría en torno a 950 metros.
Fuentes Bibliográficas:
Ejecutoria de la venta del señorío de Tórtoles. Real Chancillería de Valladolid
Padrones generales de Tórtoles, años 1839 y 1840.
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