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La venta del señorío de Tórtoles de Esgueva

26/03/2024 8:21 | Miguel Ángel Marqués Sanz
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La venta del señorío de Tórtoles de Esgueva

Apenas han transcurrido doscientos años desde que se fundó el señorío de Tórtoles y ya se han producido los primeros enfrentamientos entre el concejo de la villa y el monasterio por la percepción de los derechos señoriales.

Si bien es cierto que durante los primeros cien años la villa había acatado la jurisdicción y los derechos de vasallaje como feudataria del monasterio, en la segunda centuria iba a incurrir en el delito de desobediencia amparándose en las revueltas que hubo contra los señores en las crisis generales de los siglos XIV y XV en Castilla. Por estas insubordinaciones la abadesa va a imponer la pena de entredicho a los vasallos de Tórtoles, razón por la que tuvo que intervenir el obispo de Burgos en busca de la concordia entre el concejo de la villa y el monasterio, y para levantar el entredicho.

En adelante, se irán acentuando cada vez más estas divergencias irreconciliables, que terminarán en angustiosos y costosos pleitos  llevados a la Real Chancillería de Valladolid.

 

Traslado de un privilegio de Juan I de Castilla, expedido el 2 de junio de 1383 en Medina del Campo por el que ordena a Diego Gómez Manrique, Adelantado Mayor de Castilla, que no entren en la villa de Tórtoles a ejercer sus funciones por qué es dominio del monasterio de Santa María la Real de de Tórtoles.  / @Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

 

 

 

Así, en medio de este clima antagónico llegamos a la mitad del siglo XVI dónde la situación es ya insostenible. De la ejecutoria de la venta del señorío de Tórtoles, se extrae el relato de la abadesa, doña Isabel de Mendoza, que dice así:

«Estos pleitos no sólo han ocasionado y ocasionan trastorno al culto divino, sino que también el monasterio ha tenido que padecer grandes costas, por lo que ha llegado a endeudarse en más de doscientos sesenta y mil ochocientos maravedís y, no tiene con qué pagar estos débitos a los prestamistas sino vendiendo alguna parte de su hacienda y, en toda ella no hay cosas que baste si no se vende la villa de Tórtoles. Por eso enviamos a poner cédulas y a buscar compradores para que más y mejor pagasen por la villa y, aunque sí haya habido algunos compradores, ninguno hay que pague tanto y tan bien como el señor Rodrigo de Dueñas, de la villa de Medina del Campo»

De manera que, el 28 de noviembre de 1553, el monasterio pone en funcionamiento todos los preparativos para formalizar la escritura de la venta, de lo que se extrae un detallado inventario entregado a Martín Izquierdo (escribano de la villa de Castrillo de Luis Diez, procurador de Rodrigo de Dueñas) que dice lo siguiente:

“la jurisdicción civil y criminal, el alta y baja, mero, mixto e imperio, la infurción, martiniega y otras rentas sobre el concejo y los vasallos, (doscientos cincuenta entre vecinos enteros, hidalgos, clérigos, viudas, huérfanos), las dos varas de alcaldes ordinarios y la del alguacil, la escribanía, las alcabalas, las cuatro portaladas con sus cercas, la dehesa de San Pedro, todos los montes y prados desde las hojas de los árboles del monte hasta las piedras del río y, desde las piedras del río hasta las hojas de los árboles del monte”

Uno de los principales escollos que podría condicionar la enajenación de la villa, es la licencia de la Santa Sede, ya que el señorío está bajo su protección, impedimento que se resuelve con la bula pontificia enviada desde Roma, escrita en latín en pergamino de cuero, con el sello de plomo, leída e interpretada por los jueces y delegados apostólicos en presencia de los testigos destacados y los notarios de ambas partes que la acatan solemnemente.

El 26 de marzo de 1555, una vez formalizados los trámites para la venta, Martín Izquierdo en presencia de los testigos destacados: notario de la villa de Tórtoles, alcaldes y regidores, toma posesión de los vasallos y del señorío, con sus términos, las cuatro portaladas y sus cercas, la notaría de la villa, las varas de alcaldes y del alguacil, siguiendo un peculiar ritual ceremonioso:

"Por si, y en nombre del convento, la abadesa doña Isabel de Mendoza mandó llamar ante su presencia a Miguel Sánchez de Tubilla y Fernando Esgueva, alcaldes ordinarios y Pedro de la Parra, alguacil mayor para tomarles las varas después de un breve interrogatorio. A continuación, con sus propias manos se las entrega al dicho Martín Izquierdo que las recibe en el nombre de Rodrigo de Dueñas. Éste, de nuevo, se las ofrece a los alcaldes y alguacil, que las reciben bajo un solemne juramento poniendo sus manos derechas sobre los Evangelios y acatando la jurisdicción del nuevo señor de la villa. Igualmente, se procedió a la posesión de la escribanía y al juramento del notario de la villa, Alonso de Boada con el mismo ritual. Una vez celebrados estos actos, el procurador, Martín Izquierdo, salió del monasterio hacia la villa para pasar como señor y, deteniéndose en la puerta que llaman de La Pontecilla cerró y abrió las puertas de dicha portalada. Luego caminó por la calle adelante hasta la plaza donde estaban los regidores y les hizo saber que tomaba la posesión de la jurisdicción del señorío y vasallaje en nombre del señor Rodrigo de Dueñas, los cuales le dijeron que la tomase por muchos y buenos años. Igualmente y continuando el mismo protocolo, tomó la posesión del resto de las portaladas: La Puerta del Sol, La Puerta Nueva y el Portillo. Siguiendo el mismo ritual, bajó hasta el río, cogió una caña con un anzuelo y pescó en el río Esgueva que pasa por sus términos, tomando así el derecho de la pesca. Igualmente subió al monte y, con un hacha cortó un arbusto legitimando así la posesión de la leña. Así tomaron testimonio de todas las posesiones en presencia de testigos, notario y regidores, por lo que el comprador pagó tres cuentos y ochocientos setenta y tres mil y ochocientos maravedís  que tiene de rendimiento de juro perpetuo sobre las rentas de las carnecerías de Valladolid y Medina del Campo, por privilegio de su majestad”.

 

Aunque satisfecho el monasterio con la cuantía y las formas de pago, no tuvo en cuenta la licencia del obispo de Burgos para formalizar lícitamente la escritura de enajenación del señorío, potestad que adquirió el obispo de la diócesis cuando las abadesas, doña Mayor en 1293 y doña Juana en 1340 prometieron obediencia a la madre iglesia de Burgos.

 

Pergamino de la obediencia de la abadesa del monasterio de Tórtoles, doña Mayor a la iglesia de Burgos el año 1293. Volumen 48, folio 427. / @Archivo de la catedral de Burgos.

 

 

 

Fruto de esta obediencia, el prelado de Burgos, don Francisco de Mendoza va a tener potestad para denunciar por fraude la venta del señorío de Tórtoles en la Real Chancillería de Valladolid, apoyándose entre otras causas:. la caducidad de la bula que vino del papa Julio III, muerto el 23 de marzo de 1555, la cual interpretaron los delegados apostólicos el 28 de marzo de 1555. También el fraude en la valoración de los bienes dispuestos en la venta.

En una de las cláusulas que viene referida en la escritura de venta, podemos apreciar: “toda cosa enajenada por más o por menos de la mitad del justo precio, se puede pedir dentro de cuatro años y pidiendo se rescinda el contrato o deshaga el engaño o se supla el justo precio al tal engañado”.

 

Acta de la ruptura de la venta del señorío  de Tórtoles,16 de agosto de 1558. /@Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

 

En un acta recogida en la ejecutoria de la venta del señorío de la villa, el 15 de julio de 1558 se declara rota la escritura de la venta original, seis meses antes del fallecimiento de Rodrigo de Dueñas. Un año más tarde se dicta sentencia a favor del monasterio, volviendo de nuevo el señorío al monasterio de Santa María la Real.

                        

 

 

     

Foto portada: Pergamino de la obediencia de la abadesa, doña Juana, del monasterio de Tórtoles, el año 1340. Volumen 36, folio 32./ @Archivo de la catedral de Burgos.

 

 

Fuentes Bibliográficas:

Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.

Archivo de la catedral de Burgos.

Luciano Serrano, Los Armildez de Toledo, y el monasterio de Tórtoles.

 
 
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