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La estación de autobuses de Aranda de Duero se encuentra en un estado lamentable. Los usuarios y viajeros que transitan por sus instalaciones denuncian la acumulación de suciedad, malos olores – una mezcla entre rancio y orines –, telarañas en cada rincón y un evidente abandono en el mantenimiento del edificio. A pesar de las promesas de modernización realizadas en el pasado, la realidad es que la infraestructura continúa degradándose sin que se vislumbre una solución efectiva a corto plazo.
La estación, propiedad de la Junta de Castilla y León, ha sido objeto de críticas constantes por parte de la ciudadanía y las autoridades locales, quienes han solicitado en reiteradas ocasiones su rehabilitación. Sin embargo, las acciones realizadas hasta el momento se han limitado a cambios superficiales, como la instalación de bancos de colores, sin abordar los problemas estructurales ni mejorar los servicios disponibles. Además, los espacios en desuso dentro del edificio podrían tener una segunda vida como oficinas para asociaciones, coworking u otros proyectos que beneficiarían a la comunidad, pero permanecen cerrados y sin una planificación clara de aprovechamiento.
La situación no solo afecta a la imagen de la ciudad, sino que también repercute en los usuarios del transporte público. Mientras otras localidades avanzan hacia modelos de movilidad más eficientes, sostenibles y accesibles, en Aranda de Duero los ciudadanos se enfrentan a una infraestructura obsoleta y un servicio de transporte que no se adapta a sus necesidades. Horarios mal diseñados, rutas poco eficientes y vehículos que no cumplen con los estándares modernos de accesibilidad y confort son algunas de las deficiencias que alejan a los ciudadanos del uso del transporte público y fomentan el uso del vehículo privado.
Ante esta situación, me he propuesto iniciar una recogida de firmas para exigir a la Junta de Castilla y León una intervención inmediata en la estación de autobuses. La demanda ciudadana apunta a la necesidad de una reforma estructural de la estación, la adecuación de los horarios a la realidad de los usuarios y la modernización de los vehículos, en línea con los modelos europeos de movilidad.
El Ayuntamiento de Aranda de Duero ya ha manifestado su preocupación por el estado de la estación y ha trasladado la problemática a la Junta en varias ocasiones. En noviembre de 2024, el alcalde Antonio Linaje se reunió con el consejero de Movilidad y Transformación Digital, José Luis Sanz Merino, para exponer el deterioro de las instalaciones y solicitar medidas urgentes. A pesar de este encuentro, las mejoras siguen sin materializarse.
La falta de inversión en infraestructuras de transporte en Aranda de Duero es un problema recurrente. En 2018, la Junta aprobó una inversión de 241.933 euros para la modernización de la estación de autobuses, con mejoras en accesibilidad y eficiencia energética. Sin embargo, a día de hoy, no se percibe un impacto real de estas intervenciones, lo que genera escepticismo entre la población.
Mientras tanto, otras estaciones de la comunidad han sido objeto de renovaciones recientes, como es el caso de Almazán, cuya estación de autobuses fue modernizada en enero de 2025 con mejoras tanto en el exterior como en el interior. Esta diferencia en la distribución de inversiones ha sido motivo de críticas por parte de los ciudadanos y sectores políticos de Aranda de Duero, que exigen el mismo trato para su infraestructura de transporte.
¡Que no nos tomen más el pelo en la Junta de Castilla y León!
Firma la petición aquí: https://chng.it/7Tk4JtZQx7
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