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El estado de bienestar tiene un valor muy preciado en nuestra sociedad actual. Con el trajín del día a día, las obligaciones, las exigencias del mundo laboral, y la sensación que tenemos de perder el tiempo, si no estás haciendo algo productivo... Todo esto nos hace vivir con estrés y con un agobio constante.
¿Qué podemos hacer? Parece que no es fácil frenar esta rueda. A veces lo intentamos, vamos a clases de yoga, meditación, nos vamos a un spa, viajamos para desconectar... Pero después volvemos a la rutina y volvemos a sobrecargarnos de estrés, a la velocidad del rayo. Tenemos que conseguir descargarnos de ese estrés diariamente para poder dormir y reiniciarnos.
¿Cómo podemos conseguir esto si, a lo largo del día, nos ocurren tantas cosas? Hay cosas que nos satisfacen y otras no tanto. El caso es que, cuando un asunto lo resolvemos, vamos a más, no se termina nunca. Y aunque estemos dentro de algo que nos agrada, al final también podemos estresarnos, por nuestra propia autoexigencia. Nuestro cerebro, sólo descansa una vez que se da por finalizada una tarea. Es decir, que su modo natural es seguir adelante en actividad constante. Nos relajamos cuando terminamos con algo que nos traía de cabeza. Pero eso dura poco. El ser humano necesita continuar. Actualmente además, no nos dedicamos a un solo asunto. Solemos tener entre manos múltiples cuestiones a la vez. Y cuando se vuelven problemáticas y no podemos hacer nada para resolverlas, nos crispan los nervios. Podemos aprender estrategias para que esas situaciones a medias, no nos quemen el cerebro. Es como cuando se nos repite una canción en la cabeza una y otra vez, porque no hemos escuchado el final y se nos queda en bucle. Esto nos pasa con muchas situaciones que nos crean círculos viciosos, de los que nos resulta difícil salir.
Lo mejor, es llegar a darnos cuenta de que esto nos está ocurriendo y saber salir del bucle. No es fácil, su propio nombre lo dice, nos envuelve de tal manera que no es fácil deshacerse de nuestras "neuras". Pero, si las reconocemos e incluso las ponemos nombre, dejarán de invadir nuestro bienestar. Por ejemplo, ya está mi cabeza con este "temita" o ya estoy en mi "bucle"... Hace que lo externalicemos y nos haga sufrir menos.
Para llegar a lograr un bienestar en la vida, tengo que tener estos asuntos gestionados para que no me influyan en lo importante. ¿Y qué es lo importante? Cada persona pensará en lo importante para ella: su familia, la salud, el trabajo, los amigos... Siempre queremos que todo lo importante funcione bien. Por suerte o por desgracia, no suele ser así. Suelen existir circunstancias que nos hacen estar preocupados y queriendo que mejoren esas circunstancias.
Para llegar a sentir ese bienestar tan anhelado, puedo conseguir que las preocupaciones sean lo que son y no vayan a más. Su definición nos habla de ocuparse, antes de que se dé una situación, pero con la intención de hacer algo, de pasar a la acción. Preocuparse por preocuparse solo nos lleva a generar ansiedad.
Finalmente, bienestar emocional se siente cuando uno vive en función de sus expectativas. Esto a veces no ocurre y nos genera mucha contrariedad y frustración. Hay que ser conscientes de que muchas situaciones que vivimos en la actualidad nos crispan, pero no dependen de nosotros. La queja constante no sirve de nada, es negativa y llama a la negatividad. Lo que sí podemos hacer, es dedicarnos a cultivar nuestro trocito de entorno para que sea agradable a nosotros y a los seres queridos que nos rodeas. Es decir, centrarnos en conseguir el bienestar en lo que hacemos, en lo que decimos, en nuestra relación con los demás. Así conseguiremos trasmitir positividad y contagiar a los demás. Además, la clave está en sentirnos bien con lo que ya tenemos, y valorarlo más de lo que ya lo hacemos.
Puedes ver mi blog personal: http://vivirlapsicologia.wordpress.com
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