Estamos en época de grandes cambios y no solo climatológicamente hablando. En nuestro país disfrutamos de cuatro estaciones y aunque ahora no sabemos muy bien que ropa ponernos, porque tan pronto hace frío como calor. En el armario solemos tener poca ropa de entretiempo, que llamamos a esta época. Y es normal ver a gente que todavía se resiste a quitarse las sandalias de verano y otros, que al primer aire fresco, se ponen el plumas. De ahí viene la importancia del cambio de armario, guardar todo lo que ya no vamos a utilizar y sacar lo de la nueva estación.
Por otro lado está el apego, me refiero a seguir guardando aquello que apenas utilizamos o que ya no nos pusimos este verano, pero nos cuesta mucho retirar las cosas. Las personas nos apegamos mucho a todo lo material, nos cuesta deshacernos de ello. Nos pasa con la ropa que usamos durante años y nos pasa con otras cosas que seguimos guardando por si acaso lo necesitamos más adelante. Resulta que cuando por fin llega el momento en el que lo necesitamos, la mayoría de las veces no nos acordamos de que lo tenemos. Pero ese "por si acaso" nos hace vivir en la escasez, pensando que las cosas se acaban o no estarán disponibles cuando las necesitemos. Así nos aferramos también al pasado, sea con objetos, situaciones o personas. A las personas les cuesta mucho, por ejemplo, dejar una relación, porque cuando la están dejando piensan que lo pierden todo y que no hay más allá.
Sin embargo, deberíamos desapegarnos más de las cosas y confiar en que las circunstancias pondrán los recursos necesarios a nuestra disposición. Cuando dejamos las cosas atrás, aparecen cosas nuevas. Cuando cerramos un capítulo, conseguimos comenzar uno nuevo. Hasta entonces sufrimos por lo que sabemos que tenemos que dejar y seguimos arrastrando, y también, por lo que está por venir y nunca viene. Y sería tan sencillo, como soltar para agarrar lo nuevo, cerrar una puerta para poder abrir otra. Hasta que no nos desprendamos de aquellas cosas que nos aferran a una situación, a una persona o a una etapa de nuestra vida, no pasaremos a la siguiente con todas las consecuencias. Viviremos siempre a medias, con la puerta entreabierta.
No dejamos que llegue el otoño si seguimos con las sandalias de verano; no dejamos que aparezca una nueva relación si no dejamos de recordar la anterior; no encontraremos un trabajo mejor hasta que no dejemos el que tenemos, tampoco podremos disfrutar de la vida si seguimos apegados a lo que nos hace sufrir, en vez de disfrutar de lo nuevo por venir.
No tengas miedo de retirar lo viejo y dar la bienvenida a lo nuevo. Lo mejor siempre está por venir. Apegarnos a lo antiguo solo nos alimenta el miedo y la dependencia de las actitudes, situaciones y personas que lo rodean.
Cambia el armario y cambia en más sentidos. Los cambios dan vértigo, pero son positivos. Atrévete a cambiar o tú también caducarás.