El ser humano siempre está en busca de la felicidad. Deseamos que alguien nos diga el secreto de cómo ser feliz. Hoy en día, que tenemos de todo para ser felices, es cuando más difícil nos resulta serlo. Porque claro las cosas no nos hacen más felices. Tenemos que mirar en nuestro interior para percibir ese bienestar psicológico. Ser conscientes de nuestros momentos vividos, si nos han enseñado lo suficiente, y si en los momentos futuros estamos dispuestos a seguir aprendiendo. Lo más importante es el ahora, es lo que estás viviendo en estos momentos. Ni un instante antes, ni uno después. Parece que siempre estamos esperando algo para ser felices. Por ejemplo, a que llegue la hora de salir del trabajo, a que llegue el fin de semana, a que termine mi hijo la carrera, a conseguir el carnet de conducir...
Tenemos que vivir más los instantes presentes: una palabra, una mirada, ese olor a hierba recién cortada o a tierra húmeda después de llover. Podemos apreciar el olor a café por las mañanas, el ratito en la cama después de que suena el despertador, el agua de la ducha cayendo en mi espalda, el sabor del desayuno, una buena comida, el chocolate, una siesta ...y tantas vivencias que hay a lo largo de un sólo día.
Actualmente, vivimos en la sociedad del bienestar y por eso nos cuesta tanto encontrar la felicidad. Siempre nos quejamos por no estar bien, o no, lo bien que quisiéramos estar. Cualquier contratiempo nos estropea el día y nos pone de mal humor. No hay que irse muy lejos en el tiempo para saber cómo, hace unos años, con un "chusco de pan" que llevarse a la boca, las personas eran felices. ¿Cómo encontramos ahora nosotros esa felicidad en las cosas pequeñas que tenemos todos los días, si ya las hemos minusvalorado? Entonces hay que pensar al revés y reflexionar qué sería de nosotros sin esto o sin lo otro, nos cuesta imaginarlo. Pero ya no te digo, si nos quedamos sin alguien a quien apreciamos, se nos cae el mundo al suelo. Por eso es necesario que valoremos todo aquello que vivimos y tenemos en cada instante. Y no compararnos nunca con los otros, porque solemos hacerlo en negativo. Cada uno tiene lo suyo, en cada momento, ni mejor, ni peor. Además, no sabemos por lo que han pasado los demás hasta llegar a lo que son hoy.
Feliz es aquel que se cree dichoso de todo lo que le rodea. Agradezcamos lo que nos toca vivir y saquemos el provecho. Aunque a priori, nos surja algo que parece desagradable, en el fondo es una circunstancia que nos enseñará a cómo seguir adelante. Aceptemos lo que la vida nos trae a cada segundo. Hay situaciones que se pasan y otras con las que tenemos que aprender a vivir.
El ser humano está preparado para todo, aunque a veces pensemos que no vamos a poder con ello. Al final, antes o después, nos adaptamos.
Nuestro cerebro está diseñado para sobrevivir, no para ser feliz, por eso hay que esforzarse, si queremos ser felices.