Y digo bien manejar, porque si decides "controlar" la ansiedad te verás atrapado en una trampa. Querer controlar la ansiedad es algo que paradógicamente hace que uno se meta más en el problema. ¿Por qué? Porque no se puede controlar al cien por cien. De hecho el problema de la ansiedad comienza por querer controlar situaciones, que no están en nuestras manos y al comprobar que no es posible, surge la ansiedad. La ansiedad aparece porque se siente una gran incertidumbre acerca de lo que va a ocurrir y se crea una amenaza real ante una situación que no requiere tal respuesta. Es decir, ante algo, que en principio no tendría que suponernos una situación problemática, de repente se desencadena el mecanismo de la ansiedad y nos desborda todos nuestros planes. Algo de ansiedad es buena para activarnos, realizar las acciones diarias y aquellas extraordinarias que nos surgen en un momento dado. Pero si la ansiedad comienza a subir de nivel y me genera un malestar más alto de lo normal, me bloquea, me oprime y me hace cualquier cosa mucho más difícil de lo que realmente es. Aquello que era una simple cosa, se complica por mil. Incluso salir de casa se convierte en una misión imposible.
La ansiedad es una alerta que se dispara en nuestro organismo, cuando consideramos una amenaza externa. En la prehistoria, este mecanismo era necesario para la supervivencia real. Ante la aparición de un mamut, los prehistóricos sentían ansiedad, su cuerpo se preparaba para salir corriendo o para enfrentarse al mamut para darle caza. También en las guerras este mecanismo puede hacer que la persona se salve de una muerte segura. Pero actualmente, en nuestro día a día, no necesitamos de este mecanismo de supervivencia en estos términos. Sin embargo, este mecanismo está en nuestro sistema límbico, que es la parte más primitiva de nuestro cerebro. Pero, por eso nuestra corteza cerebral ha evolucionado, somos conscientes y lo relativizamos. Así conseguimos manejar este mecanismo en nuestro beneficio, y no en nuestra contra.
Las amenazas en nuestra vida actual, son situaciones sociales que vivimos diariamente en nuestro entorno laboral, familiar y comunitario. Es decir, ante una situación que me crea malestar, como tener que hablar en público ,o tener que decirle a un compañero de trabajo o a un familiar algo que me cuesta, puede desencadenarse este mecanismo. ¿Qué ocurre? que en este caso valoramos esa situación como una amenaza y por eso respondemos así. Es una amenaza real, a nivel social. El problema está en que se desencadena el mecanismo de escape-huida, es decir, mi cuerpo se prepara para salir corriendo y yo me quedo paralizado con todo mi cuerpo a mil por hora. El corazón se dispara de pulsaciones, entra sudoración, palpitaciones, sensación de ahogo, presión en el pecho... El cuerpo se prepara para algo que requiere ese consumo de energía. La persona que lo sufre piensa que le va a dar un ataque al corazón, pero no es así. Lo que ocurre es que en ese momento la persona se bloquea, las piernas se paralizan e incluso se puede llegar a desvanecer. Se pasa muy mal rato, pero se pasa. Y eso es lo importante, la ansiedad se acelera y sube muy alto, pero llega un punto en el que vuelve a bajar y se pasa. La ansiedad se comporta como una curva o campana de Gauss, que consigue que igual que sube, vuelve a bajar. Pero para comprobarlo tengo que continuar en esa situación que me ha generado la ansiedad. El problema está cuando yo abandono la situación que me genera ansiedad en cuanto empiezo a sentir algo, es un error. Evitar situaciones o escapar de ellas, me hará que poco a poco les coja más miedo y deje de hacer muchas cosas, incluso deje de salir de casa. Esta sitaución se convierte en un círculo vicioso, que es difícil de romper. La mayoría de las veces será necesario ayuda médica y psicológica para poder tratarlo. Pero una vez que comprenda este mecanismo y me enfrente gradualmente a las situaciones que me generan ansiedad, iré superando el problema.
Lo difícil al principio es saber qué ha originado todo esto, porque no es fácil localizarlo, y a veces no será necesario averiguarlo para tratarlo. Lo importante es empezar a manejar la ansiedad y no querer controlar todas las situaciones que me rodean. Hay que tolerar la incertidumbre, es decir, algo de ansiedad tendré. Pero si me doy cuenta de que tengo ansiedad y sé que se me pasará, aunque lo pase mal, lo iré superando.
Si crees que necesites ayuda no dudes en buscar un profesional. A veces nos cuesta mucho ponernos en manos de otra persona y esperamos a que la situación sea más grave y no merece la pena. Es ideal coger las cosas a tiempo, cuando soy consciente de que tengo un problema y pedir ayuda.
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