Actualmente muchas personas no viven la vida que desean y se lamentan cada día por ello. A veces no se puede hacer nada por evitarlo, las condiciones son las que son y lo que toca es aceptar. Pero por otro lado, en nuestras manos están más aspectos de los que pensamos, podemos hacer mucho por mejorar nuestras condiciones de vida. No podemos quedarnos en la queja, hay que intentar ir mucho más allá. A veces, estamos bloqueados, porque las cosas no son como deberían ser. Pero ¿quién dice lo que debería o no debería ser? Somos nosotros mismos, nuestras creencias, nuestra manera de ver la vida y nuestra manera de ser y estar en el mundo, la que nos dicta unas directrices. Pero en el día a día, comprobamos que no se suelen cumplir y eso nos provoca enfado. En la vida surgen situaciones que no esperamos, y muchas veces, es aquello que más tememos y otras veces, son cosas increíbles e insospechadas. El caso es que, cuando no es lo que esperábamos, ya nos aporta una dosis de sufrimiento extra. Por eso es importante aceptar que nos pasarán muchas situaciones inesperadas, pero no por ello negativas. Y aunque, a priori, parezcan negativas, después son grandes retos a superar, que nos enseñan de la vida.
La actitud con la que nos tomamos los acontecimientos es clave para nuestro bienestar. Las cosas pasan, pero ¿por qué no queremos que pasen? Además, si ya han pasado y no podemos volver atrás, ¿por qué ese empeño en negarlo y no aceptarlo? Es normal, que cuando algo no es de nuestro agrado, opongamos resistencias, y deseemos retroceder en el tiempo, pero ya no es posible. Una vez que las cosas pasan, es bueno que aceptemos lo que está pasando, rechazarlo nos estanca, aceptarlo nos mueve. Es como si quisiéramos nadar contracorriente, es muy difícil, nos cansamos y no conseguimos llegar a nuestro destino. La mejor actitud es fluir, dejarse llevar por los acontecimientos: "be water, my friend“. Cómo conseguir esto, pues comenzando por admitir lo que ha pasado y dejar que las cosas sean como realmente son. Lo contrario es sumirse en una lucha por querer cambiar aquello que ya es.
Siempre nos han dicho que hay que aprender de los errores, pero si lo que está sucediendo, no lo considerarnos un error, ¿qué pasa? Lo más importante es aprender de las experiencias, sean buenas, malas o regulares. Es decir, lo que vivimos es lo que nos toca vivir, la valoración que le damos después, es lo que nos hace sentirnos de una manera o de otra. Se trata, entonces de intentar no valorar tanto y vivir con los cinco sentidos.
Sentir, es lo que necesitamos.¡Sentir es vivir!
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