El incremento en los últimos meses en el número de denuncias interpuestas por ciudadanos que han sido estafados en cantidades de dinero elevadas (8.000, 40.000, 60.000 y hasta 240.000 euros) está ahí. Así lo aseguran desde la Policía Nacional en Burgos indicando que son hechos cometidos a través de empresas fraudulentas que prometen grandes ganancias económicas en el mercado de las criptomonedas. Las principales criptomonedas son Bitcoin y Ethereum, pero también se engaña a las víctimas con otras de nueva creación, con el objetivo de especular y obtener altas rentabilidades.
Desde la Policía señalan que es importante tener en cuenta que cualquier tipo de operación a nivel particular con criptomonedas tiene un alto riesgo y requiere un conocimiento específico sobre los activos en los que se invierte. Además, cualquier empresa que opere en el mercado financiero en España debe estar autorizada por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), organismo que garantiza la seguridad y el cumplimiento de la normativa vigente.
Los autores de este tipo de estafa operan dentro de grupos organizados de cibercrimen, y utilizan un procedimiento similar para engañar a las víctimas. Primero captan a las víctimas a través de redes sociales, mediante anuncios llamativos y bien diseñados en los que prometen grandes ganancias a cambio de una inversión o inversiones periódicas. Incluso crean sitios web fraudulentos con apariencia profesional, áreas privadas de usuario y llamadas telefónicas de atención al cliente para reforzar el engaño.
Una vez que la víctima es captada, los delincuentes utilizan diferentes técnicas. Pueden solicitar que las víctimas instalen programas de acceso remoto, como Anydesk, TeamViewer, entre otros, para poder controlar por completo sus ordenadores y así operar haciéndose pasar por la víctima. O también piden que el dinero sea transferido a cuentas extranjeras para dificultar su rastreo. En algunos casos se pide a las víctimas que abran cuentas bancarias en España o en el extranjero con su documentación personal y una vez abiertas, proporcionan al delincuente sus credenciales de acceso, delegando su uso, ya que confían en éste como su gestor online.
Cuando finalmente la persona estafada se da cuenta del engaño, intenta retirar el dinero, siempre sin éxito. Y la estafa va más allá, porque incluso cuando ya ha denunciado, es habitual que los propios delincuentes se hagan pasar por abogados o empresas especializadas en la recuperación de dinero, exigiendo nuevos importes por sus servicios.
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