Dejan de pagar el alquiler y los propietarios se ven abocados al borde del declive económico

Desesperada se encuentra una familia arandina. Alquiló su piso, los inquilinos llevan más de un año sin pagar el alquiler y los propietarios de la vivienda ahora se ven abocados a un declive económico que les está haciendo mella. Sin recibir dinero y con la necesidad de recuperar el piso.

La dueña, Tere Flores, ha querido dar a conocer lo que les ocurre porque, asegura, “no podemos más y no sabemos qué podemos hacer para recuperar un piso que ahora mismo necesitamos”.

El piso se encuentra en la calle Nuño Rasura del barrio de Santa Catalina. Allí vivió la familia durante 25 años hasta que, por motivos de espacio, se vieron obligados a comprar uno más grande. Para afrontar la hipoteca la decisión fue la misma que adoptan muchas familias: alquilar el primer piso para conseguir abaratarla. “Decidimos que lo más apropiado era poner en alquiler nuestro antiguo piso familiar y que así el aporte de nuestro bolsillo fuera menor”, explica la propietaria.

El problema llegó hace 14 meses, cuando los inquilinos dejaron de pagar la renta. Con los primeros impagos la familia acudió a la Justicia, pero hasta el momento nada ha conseguido. “El juicio ha tenido fecha un par de veces e incluso hemos tenido fecha de desalojo, pero como la Ley se va renovando cada 6 meses, todo se cancela”, explican desde la familia.

 

Según el artículo 27 de la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), la falta de pago de la renta es motivo para la rescisión del contrato. Esto quiere decir que con sólo un mes que no se pague, el propietario podría resolver de pleno derecho el contrato de arrendamiento y el inquilino deberá abandonar la vivienda. La demanda de desahucio se puso, pero se ha entendido que la familia inquilina es vulnerable, “y nos han dicho que tienen derecho a estar en la casa sin pagar cinco años”, lamenta Tere Flores.

La situación ha ido de mal en peor, porque por necesidad, los propietarios de la vivienda de Nuño Rasura necesitan recuperar su piso con urgencia. “No sé de quién depende esto, parao quiero que mis palabras lleguen a los que puedan hacer algo”, termina diciendo la propietaria.

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