El director del instituto Vela Zanetti habla claro. Su función es la de gestionar el centro educativo con los profesionales y las herramientas que desde la Dirección provincial de Educación se pone en sus manos; y no puede hacer nada más que solicitar ayuda cuando lo necesita. Así de claro habla Jesús Pablo Moreno, quien desde hace tres años dirige el instituto arandino. Y lo hace ante la denuncia de la familia de un alumno invidente, que acusa al centro de exclusión hacia él.
Es ahora cuando en la redacción de DR hemos conseguido hablar con el director del Vela para conocer su versión ante los hechos denunciados que publicábamos el pasado viernes. Los padres han presentado un recurso exponiendo sus quejas.
Jesús Pablo Moreno asegura que la situación es difícil, pero sencilla de resumir teniendo en cuenta que la familia “está solicitando cosas en las que el centro no tiene posibilidad o facultad de decidir”. “Yo sólo soy un gestor y antes de empezar un curso informo sobre la previsión de alumnado que vamos a tener y en función de eso nos envían unos profesores y ya está”, argumenta.
Clases
La familia acusa al instituto que no se le atiende adecuadamente en la impartición de enseñanzas al alumno. El director recuerda que el curso pasado, cuando el alumno cursaba 4º de ESO contó con un profesor exclusivo de matemáticas y durante una hora y media a la semana de física dentro del horario lectivo. “Esas horas se quitaron al resto de alumnos para dedicarlas a él, y este año también se están dedicando dos horas semanales” apunta el responsable, quien asegura desear lo mejor para el estudiante.
Recuerdan que Bachillerato requiere de muchos más esfuerzos por parte de los estudiantes y que mientras estudiaba en ESO al alumno se le han hecho “todo tipo de adaptaciones” para poder titular y avanzar en su vida. Pero añaden que el alumno no tiene sólo en contra la ceguera, sino que sufre otros problemas como los relacionados con autismo y otros síndromes “que son los que realmente le dificultan concentrarse, mantener una conversación. Y no digo que le falte inteligencia, sino que son inteligencias diferentes”.
“Yo no cuento una persona que pueda estar con él las seis horas, que sepa física, matemáticas, biología, lengua e inglés y que, además, todo eso se lo pueda traducir al Braille”, defiende el responsable del Vela Zanetti.
También señala que el informe de orientación ya aconsejó a la familia la opción de elegir el Bachillerato fraccionado por el cual en dos años se puede realizar un curso. “La familia no quiso, se le dijo verbalmente en dos ocasiones y también lo rechazaron, y ha sido ahora, cuando el curso llevaba un trimestre después de la primera evaluación con unos resultados malos cuando lo pidieron, algo que desde inspección se ha dicho que es imposible hacerlo ahora”.
Colirio
Creen que es la familia, y no el centro, la que debe exigir que un profesional de enfermería pueda echarle un colirio hidratante que asegura la familia que necesita el alumno. Aunque se precisa que se haga una vez al día en horario lectivo, en realidad este servicio se está realizando desde la ONCE durante tres días semanales. La familia reclama que el profesorado se haga cargo de hacerlo los dos restantes. “No tenemos enfermero para hacerlo, hasta ahora se ha estado haciendo de forma voluntaria por una persona que se jubiló. Ya tuvo discusiones con la familia, pero decidió seguir haciendo el favor”, comenta el director, asegurando que no hay otro trabajador que quiera hacerse cargo de ello por la responsabilidad que implica y porque no se sienten con confianza de la familia para administrarlo. “Cada poco tiempo nos envía un escrito con amenazas de demanda, me dijeron que no querían hacerlo y no los puedo obligar”, apunta el director indicando que, si existiera esa confianza cree sí que lo harían, como ocurre con otros alumnos.
Aún así, esta situación se ha puesto en conocimiento a la comisión técnica regional y a la familia se le informó cómo debía proceder para conseguir ayuda de enfermería. La respuesta todavía no ha llegado. “No soy yo quien lo decide, yo gestiono al profesorado”, incide el director del centro.
Un director que no entiende, por ejemplo, cómo la familia asegura que es tan importante suministrarle ese colirio mientras que por otra parte ha decidido no acudir a ponérselo los dos días en que no va el trabajador de la ONCE. “Más cuando la madre del alumno asegura en un escrito que no trabaja para cuidarle. Creo que no es tanto inconveniente que se acerque cinco minutos al centro para echarle las gotas dos días en semana cuando vive a 200 metros hasta que esto se solucione”, señala.
Aun así, invitan a la familia a solicitar ese favor y no a exigirlo, a hacerlo con buenos modos y a tratar bien a los trabajadores del instituto. “¿Se creen que aquí somos ochenta demonios? Yo mismo he ayudado en cosas más difíciles como pinchar a una niña porque tenía diabetes una niña, pero claro, tengo la confianza de la familia, y esta actitud permanente hostil de continuos escritos y exigencia lo que está provocando es el efecto contrario”.
Extraescolares
En cuanto a las salidas extraescolares, señala que casi todas ellas se realizan sin pernoctación y que el estudiante está acudiendo sin ningún problema con un profesor que le acompaña de la mano “sin que tenga que abonar nada la familia”. Así responde a las acusaciones de la familia, desde donde se aseguraba que en algunas ocasiones han llegado a pagar el triple que el resto de alumnos.
“Puede que en toda su estancia en el instituto haya dos excursiones con pernoctación y ahí sí que necesita una persona para dormir. El curso anterior una madre acompañó a su hija sin ningún problema, porque lo que queremos es proteger a los chicos”. De todas formas, termina diciendo que, “si considera que la administración tiene que tener una persona para ello, que lo solicite y yo encantado”.
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