Un escrito presentado ante el Ayuntamiento, a través de la asociación de Discapacitados Físicos de Aranda y la Ribera (DISFAR), denuncia la falta de accesibilidad que existe en algunos comercios de Aranda que se han abierto recientemente, que incumplen la Ley regional que se aprobaba en 1998.
Según explica la vicepresidenta de este colectivo, Laura Portillo, la apertura de cualquier negocio nuevo o el cambio de titular de uno existente requiere una licencia municipal que debería tener en cuenta el aspecto de la accesibilidad tal y como marca la normativa. “No entiendo como se otorgan licencias sin que se cumpla, deberían estar pendientes de ello”, comenta.
Son muchos los casos que se están dando en que, para acceder a una tienda, es necesario salvar un tramo de escaleras imposibles de sortear por una silla de ruedas e incluso incómodas para introducir un carrito de un bebé. Lo más llamativo es que precisamente son las grandes marcas o franquicias de éstas las que menos tienen en cuenta la accesibilidad de sus clientes.
“Primero se tiene que concienciar el empresario, después el arquitecto que elabora el proyecto de reforma para montar la tienda y después los técnicos municipales que son los que dan su consentimiento para otorgar la licencia”, explica Portillo, quien comprende que “existen sitios muy complicados para hacerlo accesible, pero en otros es muy fácil y no se hace”.
La Ley de Accesibilidad afecta, según indica su redacción, a las edificaciones de nueva construcción, ampliación o reforma, adaptación, rehabilitación o mejora. No sólo a los edificios asistenciales, educativos y culturales y de la administración pública, sino también a establecimientos comerciales, bancarios, turísticos, hoteleros o centros dedicados al culto.
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