La fase de diagnóstico de la agenda urbana de Aranda de Duero ya se ha realizado y el trabajo se centra ahora en definir un marco estratégico y metodológico que se plasmen en un documento para que este sea utilizado a la hora de tomar aquellas decisiones que tienen que ver con el clima, la gestión de recursos, la movilidad, el desarrollo económico o la vivienda para una ciudad que debería centrarse en las personas.
Y son precisamente las personas que han participado en ese diagnóstico las que han dado a conocer aquellas necesidades que existen en Aranda de Duero. Unos retos que se cuantifican en cinco, entre los que se encuentran aquellas cosas que han dejado patente las personas que han participado en la primera fase de la agenda.
La primera es la retención de talento y la fijación de población joven. El hecho de que un gran número de jóvenes arandinos opten por, no sólo estudiar fuera, sino por emigran a las grandes ciudades y al extranjero, hace necesario que la agenda urbana contemple la necesidad de ofrecer equipamientos y servicios culturales, una formación de excelencia y proyectos que faciliten el acceso al primer empleo.
El segundo reto mira hacia los ríos y las riberas de Aranda de Duero, un recurso natural que se puede aprovechar para su integración con la ciudad. También sería importante recuperar los senderos de las riberas, como también los montes públicos como el de la Calabaza y Costaján.
La regeneración de los barrios ocupa el tercero de los retos, en un intento de que en Aranda no existan zonas vulnerables. Para conseguirlo, una de las soluciones sería la conexión entre ellos, y ahí estaría conseguir la tan demandada ronda interna que hasta el momento no se ha conseguido.
En otro ámbito está el reto de la preservación del medioambiente y la descongestión del tráfico. ¿Cómo lo puede conseguir Aranda? La respuesta es clara, fomentando que los ciudadanos no dependan del vehículo privado, optando por trasladarse andando, en bici o en el autobús urbano.
El quinto reto se refiere a la parte interna del propio Ayuntamiento, donde se ha visto necesario que se refuerce la participación y la comunicación interna entre las diferentes áreas de la administración local con el fin de incrementar las oportunidades de participación en la toma de decisiones.
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