Todos los pinos que están siendo talados en el monte de La Calabaza durante estos días son árboles secos o torcidos con peligro a que en un futuro puedan caerse. Es la respuesta que dan desde la concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Aranda de Duero ante la pregunta sobre la tala masiva de árboles que se está produciendo en esta área verde municipal.
Llama la atención a las personas que por allí pasean o hacen deporte y son varias las que han lanzado la voz de alarma a lo que consideran una tala indiscriminada, pero desde este departamento municipal tienen una respuesta: el pino pinaster que se está eliminando está en retroceso en la zona central de la península de forma generalizada, algo que también atañe a los montes de nuestra zona de la Ribera del Duero.
Un decaimiento que se traduce en una transparencia de copa, enanismo en las acículas, decoloración del follaje y muerte prematura del árbol. Por tanto, riesgo de peligro para las personas. Porque los estudios dejan claro que el pinar se convertirá, con el paso de los años, en un encinar que está irrumpiendo de forma natural con acompañamiento de especies como la sabina, y matorral como la jara, siendo la única conífera que mantiene cierta resiliencia el pino piñonero (Pinus pinea).
Las causas son el cambio climático y la evolución de la dinámica ecológica del propio bosque en sí; que se transforma de forma paulatina y progresiva. Por ello, desde 2016, desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente de Burgos y el Ayuntamiento de Aranda se han realizado gestiones para intentar sacar a subasta un aprovechamiento de pinos secos y decaídos en el Monte de la Calabaza.
El pasado mes de octubre se adjudicó, y por ello se están eliminando los pinos que existen en los 15-20 metros de la colindancia de los caminos. Un aprovechamiento que no tiene una vocación de tipo económico, apuntan desde el Ayuntamiento, “puesto que la madera existente no es de gran calidad, siendo su destino la trituración para biomasa o tablero de partículas”. Por tanto, se trata de un saneamiento de la masa forestal, “que evite la aparición de otras plagas forestales y, sobre todo, mejorar la transitabilidad de caminos y pistas, que evite que se generen obstáculos a la hora de entrar con los medios de extinción de incendios, o por ejemplo ante la evacuación de un accidentado”.
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