El obispo emérito de Ciudad Rodrigo, el arandino Raúl Berzosa, regresa a sus orígenes. Fuentes del arzobispado de Burgos indican que este religioso fijará su residencia en Aranda de Duero, concretamente en su domicilio familiar. Y lo hace tras un periplo de cambios entre los que se encontró la retirada de su recorrido en la Iglesia católica para regresar.
Será en las próximas semanas cuando Berzosa se establezca en Aranda, desde donde realizará funciones de labor pastoral. Colaborará en la capellanía de una comunidad religiosa, la de las benedictinas de Aranda de Duero. También ayudará al arzobispo de Burgos, Mario Iceta, asistiéndole. Lo hacen otros obispos eméritos que residen en la archidiócesis, y entre estas actividades estará la de celebrar el sacramento de la confirmación y participar en las celebraciones diocesanas y en las actividades académicas que se les encomienden.
Así las cosas, Raúl Berzosa vuelve a Aranda de Duero a sus 67 años y tras un largo recorrido en la Iglesia. Fue ordenado sacerdote en 1982 y tras realizar cursos de derecho canónico, periodismo y teología fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo en 2005. Seis años más tarde se convirtió en el obispo de Ciudad Rodrigo.
Motivos personales le llevaron a renunciar en 2018 e iniciar un retiro temporal que duró dos años, hasta que en 2020 fue enviado a la República Dominicana y cuatro años después regresaba a España para irse a tierras malagueñas. Allí se encontraba cerca de uno de sus hermanos; aquí en Aranda estará junto a otros dos, una de ellas sor Verónica, fundadora de la congregación Iesu Communio que tiene establecida su sede principal en el monasterio de San Pedro Regalado de La Aguilera.
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