La mañana encapotada de nubes ha hecho temer en algunos momentos, sobre todo cuando se acercaba el punto álgido de la Bajada del Ángel de Aranda de Duero, que la última de las citas de la Semana Santa de la capital ribereña se viniese a pique. Pero no ha sido así y un año más se ha podido disfrutar del momento más esperado y más multitudinario arandino de las fiestas religiosas del catolicismo cristiano, el del Domingo de Pascua.
Miles de personas se congregaban frente a la fachada principal de la Iglesia de Santa María, en la plaza que lleva su nombre, desde más de una hora antes de la Bajada del Ángel para encontrar buenos sitios y así poder disfrutar de este espectáculo con una tradición de varios siglos. La cita era a las doce del mediodía, pero antes tenía lugar un desfile profesional de la Hermandad de la Resurrección de Cristo con el paso “Jesús resucitado” acompañado de la banda municipal Villa de Aranda.
Minutos antes de las doce, el niño de cuatro años Hugo Saeta Castrillo, el que se ha encargado este año de convertirse en angelito, subía las escaleras para subirse a la plataforma adosada a la fachada de la iglesia e introducirse en el globo. Una vez abiertas las puertas de la estructura que acoge en su interior el globo, este ha salido al exterior, provocando los nervios del público, y con la ayuda de unas cuerdas por un sistema de poleas se ha situado justo encima de la imagen de la virgen. Una vez abierto el globo, con la tirada de confeti y el vuelo de unas palomas, el pequeño, sujeto de un arnés, ha bajado pataleando hasta quitar el manto negro de luto que cubría la imagen de la virgen. La alegría del público asistente ha sido acompañada por la música del himno de España interpretada por la Banda municipal.
Hugo ha pataleado bien, como se requiere en esta ocasión, y ha sonreído disfrutando de este momento tan especial, que ya vivió su abuelo cuando era pequeño y que para la familia se ha convertido en toda una tradición. Sus padres le esperaban abajo y, como no podía ser menos, le han abrazado y le han felicitado por su actuación. Una vez puestos los calcetines y las sandalias, el niño se ha situado debajo de las andas de la imagen de la Virgen, ya si el luto, para iniciar le procesión posterior por las calles del centro. Eso sí, teniendo que llevar el velo de luto con sus manos directamente y no en una bandeja como se hace tradicionalmente porque alguien se olvidó de llevarla, algo que provocó una pequeña tensión.
Una vez finalizada la procesión, ha tenido lugar una eucaristía en el interior del templo cantada por el Orfeón arandino Corazón de María, poniendo así un punto y final a la Semana Santa de Aranda de Duero, marcada por algunas suspensiones de salidas a causa de la lluvia.
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