“La situación en el barrio de Santa Catalina en contra de lo que pudiera parecer no es alarmante, aunque sí que es preocupante”. Así lo asegura el presidente de la asociación de vecinos del barrio de Santa Catalina, Antonio Adeliño, en respuesta a la pregunta que le hacemos: “¿Es mala la situación?”.
Una respuesta que le hacemos ante las muchas noticias que surgen de peleas, drogas y ruidos. Precisamente dos peleas han tenido lugar durante estas fiestas de Semana Santa. Una ocurrida el jueves en un local de la calle Diego de Avellaneda con dos heridos por arma blanca, la otra al día siguiente en plena calle Pizarro con el resultado de otra persona herida por arma blanca.
Para Adeliño, no hay que calificar a estas reyertas de multitudinarias, ya que se trata “de peleas entre dos o tres personas”. “Calificarlas así puede dar lugar a que se piense que esto parezca el Bronx de los años 80, pero no es así la situación”, aclara.
Eso sí, reconoce que “últimamente se sacan con demasiada alegría las navajas y se reparten cuchilladas que acaban con los intervinientes en el hospital”, algo que le parece preocupante, aunque opina que hay que contextualizar en un problema que “es algo complejo”.
Indica que, salvo algunas excepciones, los implicados son extranjeros desarraigados y sin escrúpulos, pero advierte que no todos los extranjeros son malos. “Habrá un 10% que sí lo es y, además muy violento y propenso a sacar cuchillos y navajas para solventar sus problemas personales”, comenta.
Pero también aplaude la actuación de la Policía, que lo hace “con rapidez y deteniendo a los agresores”, como ha hecho con los de este fin de semana. En contra está la Justicia que “es lenta”, algo que aprovechan los delincuentes “que tratan todavía de alargar más los procesos judiciales”.
La situación sería alarmante, aclara Adeliño, si las disputas no fueran por problemas personales, como es lo que está ocurriendo, y lo fueran “derivados de fanatismo religioso o de odio político que, de momento, no se da, y esperemos que no llegue nunca darse”.
Que en el barrio se concentre el ocio nocturno, la venta de drogas al menudeo y la ocupación de viviendas, termina diciendo, no ayuda mucho. “Pero insisto en que no hay una sensación de inseguridad estructural en el barrio, sí que hay una sensación de inseguridad puntual, en unos ambientes y entre unos colectivos”, finaliza.
Imagen de archivo en el encuentro de Adeliño con un responsable de la Policía Nacional en Aranda de Duero en septiembre de 2024./ DR
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