La mejora de los datos epidemiológicos lleva a la gerencia del hospital Santos Reyes de Aranda de Duero a pensar en una desescalada buscando la nueva normalidad del centro sanitario, aunque aprovechando aquellas medidas que se han tomado durante la pandemia y que pueden ayudar a mejorar el funcionamiento, tanto para los pacientes como para los propios trabajadores.
Entre las cosas que cambiarán, a partir del 16 de marzo si la situación continúa mejorando en cuanto a COVID se refiere, será la recuperación de las agendas de consultas en todas las especialidades tal y como estaban planteadas hace dos años. De esta manera, sin tener que cuidar el hecho de que los pacientes no se congreguen en la sala de espera, se podrá atender a más personas cada día.
En el hospital, el ala que siempre ha estado dedicado a traumatología en la primera planta, y que ahora está dedicada a pacientes COVID, volverá a ser ocupada por la especialidad. La intención de la gerencia es que los pacientes con COVID estén ingresados en habitaciones con medidas de aislamiento que siempre se han venido tomando para posibles infecciosos.
También se recuperará el gimnasio de rehabilitación del hospital que en marzo de 2020 se trasladó al centro de especialidades.
Más amplitud para Urgencias
En cuanto a Urgencias, la estrechez actual se verá más acuciada con la llegada de los nuevos MIR a Aranda. Por ello se pretende asignar a este servicio el pabellón oncohematológico cuando este no esté utilizado. En días de diario de 15 horas a 8 de la mañana del día siguiente, y los fines de semana. A este pabellón “sólo irán pacientes acompañados y que no son infecciosos”, aclara el gerente Evaristo Arzalluz, indicando que ello permitirá contar con más espacio.
Eso sí, en Urgencias se mantendrá un doble circuito COVID y no COVID. Los primeros entrarán por la zona de urgencias ocupando la entrada, la sala de espera, la consulta de triaje y el BOX 0. Los otros pacientes utilizarán el resto del espacio. Pero cuando la incidencia baje de 50 casos por 100.000 habitantes en 14 días (Aranda tiene ahora mismo una incidencia de 528), se restringirá más la zona COVID a únicamente el box 0.
Los nuevos MIR llegarán, y para ellos existía el proyecto de acondicionar el antiguo archivo para instalar camas con el fin de que puedan ser utilizadas por los médicos residentes en sus guardias. Y es ahora, con la desescalada, cuando se podrán realizar estas obras, como también las de adaptación de los aseos de la entrada y de urgencias para poder ser utilizados por personas con movilidad reducida.
Medidas que han llegado para quedarse
Algún lado positivo deja la pandemia, y es que algunas de las adaptaciones que se han tenido que ir haciendo de forma rápida resultan ser muy válidas para el funcionamiento normal del hospital.
Por ejemplo, continuará el control de celadores en la entrada para recibir a los usuarios. Por un lado, ayudarán a explicar a la persona que entra dónde tiene que ir. “Hemos percibido que los usuarios aprecian mucho que alguien les oriente cuando llegan al hospital , lo que para nosotros es obvio, para una persona que llega nueva al hospital no lo es”, comenta Arzalluz. Por otro lado, estos trabajadores continuarán tomando la temperatura para mantener el doble circuito de urgencias “y evitar que en una misma sala de espera convivan dos tipos de pacientes, los presuntamente infecciosos y los que no lo son, evitando infecciones”.
También se mantendrá la PCR en caso de sospecha de infección y en los pacientes 48 horas antes de entrar al quirófano en aquellas intervenciones programadas. Las urgentes se realizarán, sea o no el paciente positivo, con las medidas adecuadas para evitar la propagación del contagio.
Del mismo modo en el mismo espacio convivirán UCRI (Unidad de Cuidades Respiratorios Intermedios) y UCSI (Unidad de Cirugía sin Ingresos) a través de un doble circuito, y es que la llegada de la UCRI a Aranda “ha sido todo un descubrimiento y no la queremos perder”, comenta el responsable del hospital.
Por último, se queda también el sistema de pases verdes de 24 horas y azules de visitas para acompañantes con el objetivo de reducir el número de estos. “Esto también ha sido un buen hallazgo, porque permite compatibilizar las visitas de los familiares con el desahogo necesario en las plantas para poder trabajar y que no estén llenas de visitantes que se mueven libremente dificultando el trabajo de los profesionales”, explica Arzalluz.
No obstante, el hospital arandino mantendrá los protocolos para poner en marcha distintas fases en caso de que la pandemia se recrudezca o aparezca otra nueva. “La experiencia que hemos adquirido durante estos dos años no se debe perder, se deben mantener esos protocolos de forma que estemos preparados ante posibles eventualidades”, termina diciendo
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|