Hoy se celebra el Día mundial de prevención del suicidio y desde Salud mental Aranda quieren lanzar un mensaje a los arandinos y ribereños recordando cualquiera de las personas que nos rodean pueden estar pasando un mal momento en su vida y que es importante identificar estas situaciones para prevenir unas consecuencias no deseadas.
Alba Ortiz Juez y Blanca Cuesta Sanz son psicólogas de Salud Mental Aranda y recuerdan que la prevención del suicidio no corresponde sólo a los servicios sanitarios o asociaciones específicas, sino también a los centros educativos, los colectivos sociales y la población en general. “Es un trabajo compartido y creo que es una responsabilidad común, pero por otro lado es necesario eliminar ese estigma, porque hay muchos mitos asociados a la conducta suicida todavía y a las autolesiones”, comenta Alba Ortiz.
Las últimas estadísticas del INE corresponden a los datos de 2022, y las cifras hablan de que en España se han aumentado hasta un casi 6% las muertes por suicidio con respecto a 2021, y es el tercer año consecutivo de crecimiento. Los datos son dolorosos, en España fallecen por suicidio 11 personas al día, más del doble de las que fallecen por accidentes de tráfico. Y el suicidio es la primera causa de muerte en la juventud española entre 15 y 29 años.
Efecto Mariposa es un programa que lleva dos años funcionando en Salud Mental Aranda con supervivientes del suicidio y familias que han sufrido una pérdida por esta causa. Pero también están abiertas las puertas a aquellas personas en algún momento de su vida han visto en el suicidio una solución a sus problemas.
Por eso es importante la detección a tiempo, señala Blanca Cuesta. Y para ello es necesario identificar la situación de peligro. Cuando se observa en alguien, -sea mayor, niño o joven-, poca voluntad de vivir, aislamiento, muchas dolencias, cambios de humor o desinterés es importante estar alerta porque se puede estar dando un problema que puede ir a mayores.
Y ayudar, aunque es algo complicado saber cómo hay que hacerlo. Las profesionales recuerdan que lo principal es no obviarlo. “El silencio mata, mantenerlo oculto no hace que el problema desaparezca”, comenta Cuesta.
Por ello, además de “estar ahí” debe escuchar y hacerlo sin juzgar, e intentar hacerlo con la máxima naturalidad y hablando claramente. La persona afectada tiene que ser consciente de que no está solo y, desde luego, buscar ayuda es lo más importante. Acudir al médico de cabecera, llamar al 024 o a una asociación como Salud Mental.
Imagen: Alba Ortiz Juez (derecha) y Blanca Cuesta Sanz./ BC
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