Elena Abajo Villahoz fue una de las apuestas del PSOE arandino en las pasadas elecciones municipales de Aranda de Duero junto a Alberto Marcos. Sólo consiguió convertirse en concejal este último, que hace poco se desligó del partido inaugurando la bancada de los no adscritos en este mandato. Abajo no logró sitio como edil porque ocupaba el número 7 de la lista y el PSOE en Aranda sólo logró cinco concejales. Pero ella también se ha marchado del partido ante la mala experiencia que asegura haber tenido.
“He constatado con tristeza que la dinámica de trabajo interno no fomenta la participación, ni aprovecha el potencial de todas las personas”, escribía en su renuncia, señalando que “he percibido una estructura cerrada y rígida que no ofrece espacio para la integración de ideas nuevas ni para el enriquecimiento del debate colectivo”.
Abajo lamenta que el trabajo en equipo se haya limitado a momentos concretos, como las campañas electorales y, aunque asegura que sigue comprometida “con los valores progresistas y con una izquierda transformadora” deja el partido consciente de que estos principios “deben ir acompañados de un trabajo constante, abierto y responsable”. “No soy partidaria de la abstención por la abstención sin justificación real más que los bloqueos administrativos y la vaga colaboración”, termina diciendo en su escrito, en espera de que el PSOE arandino “recupere la esencia del trabajo compartido y un enfoque más abierto y participativo”.
“Yo sí te creo”
La renuncia la presentó el pasado mes de noviembre, pero hay algo que sucede en la actualidad que le ha llevado a Elena Abajo a pronunciarse públicamente. Se trata de la dimisión de la concejala de Sentir Aranda María de las Viñas Ortuño alegando en un escrito que lo hace por faltas de respeto, desautorizaciones e indefensión ante compañeros de su agrupación política y de una trabajadora municipal.
Lo que ha llevado Abajo a hablar públicamente no es la dimisión en sí, ni lo que se cierne sobre ella en el grupo de Sentir Aranda, sino la reacción que han tenido los concejales del PSOE y del PP al respecto, acudiendo al último Pleno del Ayuntamiento con un cartel donde se leía “Yo sí te creo”.
Recuerda que este mensaje está vinculado a una reivindicación de justicia para las víctimas de violencia de género y lanza la pregunta de si es legítimo “apropiarse de lemas feministas en disputas políticas sin que exista un trasfondo real de violencia de género”. “No cabe duda de que la actividad política es, en muchas ocasiones, escenario de debates acalorados, enfrentamientos verbales y tensiones entre compañeros y compañeras de corporación, una servidora podría contar unos cuantos”, asegura.
En DR hemos querido transcribir íntegramente lo dicho por Elena Abajo, quien espera que no se tergiversen sus palabras:
“La reciente dimisión de la concejala María de las Viñas Ortuño ha reavivado el debate sobre el clima político en el Ayuntamiento de Aranda de Duero. Sin embargo, más allá de las discrepancias internas dentro del equipo de gobierno, lo que ha marcado esta crisis ha sido la utilización partidista de un lema nacido en la lucha feminista: "Yo sí te creo".
Se trata de una frase con un significado profundo, vinculada a la reivindicación de justicia para las víctimas de violencia de género y al cuestionamiento de la revictimización de las mujeres que denuncian. Sin embargo, su uso en este contexto político genera un debate necesario: ¿hasta qué punto es legítimo apropiarse de lemas feministas en disputas políticas sin que exista un trasfondo real de violencia de género?
No cabe duda de que la actividad política es, en muchas ocasiones, escenario de debates acalorados, enfrentamientos verbales y tensiones entre compañeros y compañeras de corporación, una servidora podría contar unos cuantos. Sin embargo, equiparar estas dinámicas, por ásperas que sean, a situaciones de violencia de género supone una simplificación peligrosa. No todo conflicto entre un hombre y una mujer se enmarca dentro de la violencia machista, especialmente si las mismas tensiones han afectado también a otras integrantes femeninas del equipo.
En este caso, más que una cuestión de género, parece tratarse de un problema de gestión interna y diferencias de pareceres, algo que no justifica la utilización de un mensaje vinculado a la protección de víctimas reales de violencia machista.
Lo más llamativo de este episodio es el contraste entre el fervor con el que algunos partidos han utilizado este lema en el pleno y la falta de compromiso real cuando se trata de abordar la violencia de género desde las instituciones. Cada vez que se produce un feminicidio o un caso grave de violencia machista, la respuesta municipal se limita a una pancarta o unos minutos de silencio en el pleno, sin medidas estructurales que refuercen la atención a las víctimas.
Mientras ahora se enarbola un mensaje de apoyo simbólico, los mismos grupos políticos que lo utilizan han bloqueado en más de una ocasión los cambios en la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) que permitirían reforzar los CEAS y los servicios de intervención directa con víctimas de violencia de género. Estos departamentos, encargados de prestar apoyo psicológico, social y jurídico a las víctimas, siguen funcionando con recursos limitados, sin los refuerzos necesarios para atender a todas las personas que requieren ayuda.
Este doble rasero genera una contradicción evidente: se usa el feminismo como herramienta de confrontación política cuando conviene, pero no se le dota de los recursos suficientes cuando verdaderamente se necesita.
La politización de la violencia de género sin un análisis riguroso y fundamentado no solo desvirtúa su verdadero significado, sino que también genera un efecto adverso: el debilitamiento del mensaje feminista en la sociedad. Si lemas como "Yo sí te creo" se convierten en simples herramientas de batalla partidista, su impacto real se diluye, y la ciudadanía podría comenzar a percibirlos como parte del ruido político en lugar de una reivindicación legítima.
El pleno al completo, gobierno, oposición y no adscritos/as del Ayuntamiento de Aranda tiene el reto de demostrar que su compromiso con la igualdad y la lucha contra la violencia de género va más allá de los gestos. Si realmente se quiere apoyar a las víctimas, la prioridad debe ser reforzar los servicios de atención y garantizar que las instituciones cuenten con los recursos necesarios. Todo lo demás corre el riesgo de convertirse en oportunismo político.”
Fotografía: Imagen de archivo de la pesentación de la candidatura del PSOE en las elecciones municipales de 2023. A la izquierda Elena Abajo, junto al concejal y portavoz socialista Ildefonso Sanz y la concejala Amparo Simón./ @BC
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