“Ha sido un día tremendo”. De esta manera califica el alcalde de Aranda de Duero, Antonio Linaje, la jornada de hoy que quedará en nuestro recuerdo por mucho tiempo y tras la que cruzamos los dedos para que no se repita más. El apagón que ha afectado a toda la península ibérica, que se iniciaba sobre las doce y media de la mañana ha sido algo inesperado, ocasionando numerosos problemas. Y Aranda de Duero y su comarca no podía ser menos.
La energía eléctrica dejaba de funcionar y ocurría lo mismo con la comunicación telefónica y de internet. No había servicio eléctrico, pero lo cierto es que algunas personas sí que conseguían estar conectados a la red de comunicaciones. Y no se trataba de compañías eléctricas, sino de algo totalmente aleatorio.
Algunos comerciantes decidieron cerrar sus establecimientos, no así los bares y los servicios de restauración que, por el contrario, se llenaban de gente. Aunque el servicio de las entidades bancarias a través del pago con tarjeta no se ha caído, no se ha podido hacer uso de él por la falta de conexión aun en los grandes establecimientos que contaban con generadores para mantener la energía. Por tanto, ha sido imprescindible el dinero en metálico para poder comprar. Y dentro de la tranquilidad, lo cierto es que ha habido más afluencia para hacerlo en previsión de lo que pudiera pasar.
Así, agua y productos básicos han ido desapareciendo de las estanterías poco a poco. En las tiendas de pequeños electrodomésticos y bazares se han agotado las radios que funcionan también con pilas para obtener información y las linternas por si llegaba la noche y la luz no se había restablecido.
En cuanto al tráfico, no ha sido más el que ha habido durante este fatal lunes, pero el hecho de que los semáforos no funcionasen ha ocasionado ciertos inconvenientes debido a conductores que no respetaban la obligación de que ante un semáforo apagado hay que respetar al peatón. Agentes de la Policía local han acudido a algunos puntos conflictivos, y finalmente el buen hacer de peatones y conductores han podido apuntarse un saldo negativo en accidentes.
El servicio de energía y telefonía se ha empezado a restablecer a partir de las cuatro y media de la tarde en Aranda y de forma gradual durante unas horas. También en la comarca ha ocurrido así con casos, como el de Roa, en el que ha sido necesario cenar a la luz de las velas.
Centro de coordinación de emergencia
Al principio parecía que el fallo de energía era individual, pero la cosa se fue subiendo de tono al ir conociendo que la situación era mucho más grave. Lo mismo ocurrió en el Ayuntamiento. “Pensábamos que era algo del edificio, pero luego vimos que era en Aranda y a continuación en España”, comenta Antonio Linaje.
Y fue ahí cuando el equipo de gobierno decidió poner en marcha un gabinete de crisis con un Centro de Coordinación de Emergencias que se ha localizado en la Comisaría de Policía Local y que ha estado compuesto, además de los concejales del equipo de gobierno, por las policías local y nacional, Guardia Civil, Protección Civil, Bomberos, hospital Santos Reyes y servicio de Emergencias 1-1-2. “Desde allí hemos ido tomando una serie de decisiones encaminadasa proteger las infraestructuras críticas de Aranda”, explica el primer edil.
En un primer momento el interés se dirigió a asegurar el abastecimiento de agua corriente. “Ha sufrido varias incidencias debido a que las bombas de los acuíferos de los que se extrae el agua han dejado de funcionar y, por lo tanto, el suministro se ha tenido que cortar”, indica Linaje. De esto los ciudadanos no hemos tenido constancia porque en ningún momento hemos quedado desabastecidos. “Los pozos todavía tenían caudal y por eso en ningún momento ha faltado agua”, prosigue. Pero en previsión de que la situación fuese a peor se han llevado grupos electrógenos a los acuíferos para que el servicio de agua potable no dejase de darse.
Otro de los puntos críticos, continúa el primer edil, ha sido el hospital. Porque aunque se cuenta con una autonomía con grupos electrógenos para hacer en frente a estas situaciones, sí que existía preocupación con los pacientes que reciben en su domicilio algún tratamiento conectados a máquinas de respiración o de mantenimiento de constantes vitales. Y se ha comprobado que podía convertirse en un problema cuando con el paso de las horas llegaban esos enfermos en busca, no de atención médica, sino de puntos de energía donde poder recargar las baterías. “Había un riesgo de que el hospital pudiese saturarse y teníamos que resolverla. Así que hemos trabajado en la configuración de espacios públicos que pudiesen servir como hospital de campaña con puntos de luz”, apunta Linaje. Así se han movilizado grupos electrógenos para su instalación en el albergue de Las Francesas y en recinto ferial. Finalmente no ha sido necesario utilizar estos lugares, pero había que estar preparados por lo que pudiera pasar.
La seguridad también era importante, señala, Linaje, por lo que los cuerpos de seguridad decidieron reforzar las patrullas “para impedir que hubiese sensación de inseguridad”. “No se ha producido ningún altercado, celebra el alcalde, “pero era necesario prevenir”.
Tres horas y media atrapado en el ascensor
La falta de energía ha provocado que aquellos ascensores que estaban en funcionamiento justo a las doce y media se parasen de golpe. Se han contabilizado en Aranda siete casos en los que personas que estaban en su interior se han quedado atrapadas. Y el caso más llamativo ha sido, explican desde el servicio de Bomberos municipal, el de una de ellas que hasta las cuatro de la tarde no pudo ser rescatada. “Se había quedado atrapada y no tuvo manera de avisar porque nadie había entrado en el portal”, explica el jefe de Bomberos, Julián Rasero.
El responsable de este departamento municipal asegura que ha sido un día “de mucho jaleo”. Porque además de la ayuda que han prestado para el rescate de personas en ascensores los bomberos han trabajado subiendo a personas dependientes a sus domicilios, achicando agua por bombas eléctricas que no funcionaban y en la apertura y cierre de puertas eléctricas en los comercios.
Lo peor han sido, destaca, la comunicación; ya que las personas no podían llamar por teléfono para avisar de las incidencias, sino que tenían que acercarse al parque de bomberos o a la Policía para dar aviso. Y también la comunicación interna ha tenido su dificultad, teniendo en cuenta que ha sido imposible contactar con los bomberos que se encontraban de retén para que acudiesen a trabajar. “Se han acercado al parque por iniciativa propia”, termina diciendo.
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