En esta tesitura se encuentran los habitantes de Hoyales de Roa, en unir sus esfuerzos para conseguir arreglar la ermita de la Virgen de Arriba del municipio o dejar que sea el propietario de este templo, el Arzobispado de Burgos el que lo haga. Durante las fiestas de la localidad se puso de manifiesto por parte de su alcalde la necesidad de intervenir en este pequeño templo construido a finales del siglo XVI y que acoge la imagen de la patrona.
Es necesaria una actuación para que la ermita no se deteriore más, pero la cuestión es quién tiene que hacerlo. Son muchas las propiedades del Arzobispado y es muy complicado abarcar el mantenimiento de todas. Los creyentes y los moradores de la localidad podrían ayudar a mantener ese bien cultural, pero el debate sobre hacerlo o no está sobre la mesa.
Fue en el año 1996 cuando el entonces arzobispo de Burgos, Santiago Martínez Acebes inmatriculó la ermita de la Virgen de Arriba de Hoyales de Roa y el terreno de 2.305 metros cuadrados en el que se encuentra. La Ley hipotecaria, aprobada por Aznar dos años después, permitiría que en años posteriores Diócesis de Burgos inmatriculara más de 2.500 inmuebles entre iglesias, cementerio, centros parroquiales o fincas. Porque el 68,55% eran edificios de uso religioso, pero el resto fincas. Así se consiguió rescatar la propiedad de 857 iglesias, 231 ermitas, 389 cementerio, 182 casas rectorales, 31 centros parroquiales, cuatro centros de acogida de Cáritas y cuatro albergues.
Desde la Conferencia episcopal española se recuerda que el hecho de inmatricular es el de inscribir por primera vez un bien en el Registro de la Propiedad, y que este acto en principio no se otorga así la propiedad porque se abre un periodo de dos años para la presentación de alegaciones. En el caso de la ermita de Hoyales no hubo recursos, por lo que el bien pasó a ser de su propiedad.
Pero algunos habitantes de Hoyales de Roa opinan que es este el momento de remendar este acto del pasado, aprovechando el hecho de que es necesario invertir en la ermita para recuperar “un bien que siempre ha sido del pueblo”, alegan.
Algo así se consiguió en 2016 con el cementerio, ya municipal. El entonces alcalde Josechu Arroyo logró recuperar este espacio de enterramientos para que la titularidad fuese pública, cuando consiguió también la cesión, por parte de dos personas, de parcelas colindantes para su ampliación.
Ahora, se trata de abordar qué hacer con este pequeño templo de una sola nave y espadaña rodeado de un muro que fue usado como cementerio.
Imagen: @Ruta del vino Ribera del Duero
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