Si el pasado mes de mayo conocíamos que una traficante de drogas era sentenciada por la Audiencia provincial a 6 años de prisión y su pareja tres por cómplice; el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha revisado la sentencia tras la impugnación de los acusados y del ministerio fiscal y aumenta la pena para los dos. Ella ha sido condenada no a 6, sino a 8 años de cárcel. A su pareja también se le eleva la pena hasta los 8 años considerando que ambos son igual de culpables y autores del delito.
De esta manera, el TSJCyL ha desestimado los recursos de apelación de los acusados, pero sí que ha tenido en cuenta el presentado por el ministerio fiscal. Y si la multa primera de la audiencia provincial se establecía en 1,2 millones de euros, la cantidad se eleva hasta alcanzar 1,7 millones de euros. También se incauta el vehículo que utilizaban y los 52.280 eros que tenían en el momento de la detención los acusados en su vivienda.
La condenada no vivía en la capital ribereña, pero eligió un restaurante de Fuentespina para citarse con un policía encubierto. Ella, de procedencia búlgara, “picó el anzuelo” que le tendió el agente pensando que este le iba a ayudar a traer a España la mercancía. ¿En qué consistía? Nada más y nada menos que en droga sintética, la clofedrona (3CMC).
Todo empezó en 2022 cuando brigada central de estupefacientes recibió el aviso de que una persona oriunda de Bulgaria pretendía introducir en España, procedente de Holanda, drogas sintéticas que estaban retenidas en la aduana de Ámsterdam. Se dio con ella y resultó que era una mujer que regentaba un club de alterne. Se lanzó la caña y picó, porque un policía consiguió citarse con ella en la localidad ribereña e instalar en su coche un dispositivo de geocalización.
A partir de ahí se siguió su rastro. Se liberó la mercancía (37 bidones de 3CMC ) y se controló.
Al mes siguiente otro agente encubierto simuló que iba a conseguir la autorización del transporte. Se citó con ella de nuevo en el mismo establecimiento de Fuentespina, pero esta vez la mujer llegó acompañada de su pareja.
Allí la acusada habló de otro paquete que le hacía falta con urgencia y que había que recoger en Holanda. El agente llegó a viajar a la dirección que le dio la acusada y recibir una caja que entregó a la acusada en Alcobendas, que llegó de nuevo con su pareja. Pero en esta ocasión los dos fueron detenidos, la caja se pudo abrir y comprobar que contenía droga por valor de cerca de 900.000 euros. Se registró su domicilio donde se encontraron 58.280 euros en efectivo y el club, donde no se encontró nada. La policía holandesa, por su parte, encontró en Ámsterdam 16 bidones de la misma droga.
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