El Consejo de la Denominación de Origen Ribera del Duero valora positivamente el aumento de contraetiquetas en 2010. Una cifra, más de 72,5 millones, que adelantaba Diario de la Ribera la primera semana de enero. Para el Consejo, estas cifras dejan constancia que, a pesar de la crisis, los vinos Ribera del Duero “gozan de buena salud”, por lo que miran al futuro con optimismo.
La Denominación de Origen Ribera del Duero ha superado en el 2010 la cifra de contraetiquetas repartidas entre las distintas bodegas pertenecientes a este Consejo Regulador. Si la cifra más alta de contraetiquetas se conseguía en el año 2007, superando las 69,7 millones, esta cantidad descendía en los años posteriores. En 2008 apenas se logró 66,1 millones y en 2009 no se alcanzaron las 62,8 millones. Pues bien, durante el pasado año, las etiquetas emitidas desde el Consejo han superado los 72,5 millones, un ascenso que demuestra que se incrementa el número de bodegas y, por tanto, de vino embotellado amparado por la Denominación de Origen.
Como ha venido ocurriendo durante los últimos cinco años, es el tinto joven el vino que más se ha embotellado, consiguiéndose en 2010 embotellar más de 48 millones. Le sigue el crianza, con cerca de 18 millones, y el reserva con 3,8 millones. Por su parte, de vino rosado se han etiquetado 1,5 millones de botellas y de Gran Reserva han sido 341.668 las botellas que se han conseguido.
Y es que, a pesar del descenso generalizado en las ventas y en el consumo del vino, Ribera del Duero ha crecido estableciendo un nuevo récord de ventas, un 15,6% superior a 2009 y un 14,1% superior al promedio de los cinco años anteriores. Muy superior ha sido el ascenso del Crianza, en torno al 17%, y de los Reserva y Grandes Reserva, con más de un 54% sobre el año anterior.
Por todo ello, desde el Consejo confirman la consolidación de la marca Ribera del Duero. “Este modelo se basa rigurosamente en el respeto de viticultores y bodegas a los valores que diferencian la denominación de origen, por encima de modas pasajeras. También, al gran dinamismo comercial de las propias bodegas y al trabajo de su propio Consejo Regulador. Desde los orígenes, en Ribera del Duero se ha defendido siempre un modelo de gestión basado en la calidad, potenciando este factor en los vinos por encima de la cantidad. Es bien sabido que los viticultores y bodegueros sacrifican gran parte de la producción para lograr una maduración óptima de la uva”, explican desde el departamento de comunicación del Consejo.