La Asociación para el Desarrollo Rural e Integral (ADRI) de la Ribera del Duero Burgalesa es el colectivo que recibirá el Premio Renacimiento otorgado por la Asociación cultural La Olmera. Un galardón que reconoce cada año la labor de personas y entidades en la puesta en valor del patrimonio, historia o tradiciones de esta comarca y que celebra este año su 17ª edición.
El premio es para la ADRI por su aceptación, apoyo e impulso hacia el proyecto ‘Ribera Voluntariis’, y especialmente para su gerente, Héctor Ibáñez Ureta, quien lo ideó, lo presentó y quien lo dirige.
‘Ribera Voluntariis’ es una iniciativa que veía la luz en verano de 2017 con el objetivo de poner en valor los recursos, tradiciones y potencialidades de las localidades que conforman la comarca de la Ribera del Duero con el proyecto ‘¿Te enseño mi pueblo?’. Para ello cuenta con grupos de voluntarios que se encargan de organizar un itinerario por cada población que realizan los visitantes. Es el equipo de voluntarios ‘ribelizadores’ el que se encarga de recopilar y rescatar los secretos de la historia, el patrimonio y la cultura de sus respectivos; y de organizar rutas explicadas por los propios vecinos que permiten conocer el arte y la historia de la comarca ribereña, así como sus tradiciones, leyendas y misterios.
En el año 2019 el proyecto recibía el primer premio en los Premios Regionales Fuentes Claras para la Sostenibilidad en Municipios Pequeños de Castilla y León en la categoría de entidades sin ánimo de lucro, por su propuesta de valorización del entorno rural a través de una iniciativa única, original y que contribuye a la mejora de los pueblos de Castilla y León.
Explica la presidente de la asociación La Olmera, Concha Díez Valcabado, que la intención es de poder realizar este verano la entrega del galardón. “No sabemos aún cuando pero queremos entregárselo en persona, la ADRI y Héctor Ibáñez han hecho una gran labor para dar a conocer nuestra comarca”, señala.
Para La Olmera, se trata de un proyecto “que parte de un profundo respeto hacia las personas que viven en el medio rural, ha dotado de conocimientos, didáctica y soporte técnico a los ribereños, provocando una mirada nueva hacia las huellas que multitud de proyectos personales, profesionales y sociales han dejado en cada uno de nuestros pueblos a lo largo de los siglos; propiciando la mejoría económica del medio rural al acercar el turismo a las localidades pequeñas y creando, a la vez, un nuevo entramado social y profesional de gran proyección para la Ribera del Duero”.
Del mismo modo se entrega un premio al voluntariado que participa en el proyecto “por su contribución altruista y responsable al registro del patrimonio material e inmaterial de sus pueblos y que con un trabajo entusiasta, constante y generoso se lo muestra a los viajeros contribuyendo así, no solo a su conocimiento sino también a su conservación”.
Pie de foto: Voluntarios del programa. / ADRI
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