En apoyo a los bomberos forestales que se manifestaban este sábado en Madrid por un servicio estable durante todo el año, vecinos de distintos pueblos españoles acudían a algunas de las concentraciones “Yo paro por mi pueblo” impulsadas desde la Revuelta España Vaciada.
En la Ribera del Duero burgalesa han sido los vecinos de Guzmán los que se han subido al carro de las manifestaciones y a las puertas del Ayuntamiento ha tenido lugar este llamamiento, reclamando otro modelo de gestión forestal, tras un verano que ha dejado tres muertos, 58 heridos y 24.000 personas desalojadas de sus casas.
Han parado por su pueblo para recordar que, durante los ocho primeros meses de 2021, España ha sufrido 54 grandes incendios (de más de 500 hectáreas) y se han quemado un total de 252.700 hectáreas de superficie forestal, el equivalente a la superficie arbórea de la Comunidad de Madrid. Un dato bastante desolador, teniendo en cuenta que, en la última década, la media anual de grandes incendios ha sido de 14 y se han abrasado una media de casi 70.000 hectáreas.
El manifiesto de esta jornada señalaba que la correcta gestión de las masas forestales es el mejor instrumento para prevenir incendios, pero también para hacer frente al cambio climático y a otros retos que tiene España, como la despoblación, que es la principal causa del crecimiento desordenado de los bosques y la gran acumulación de combustible que soportan.
Y es que, indican, la relación entre despoblación e incendios forestales es clara y cierta. “Nuestros montes son fuente de riqueza y de trabajo en base a los aprovechamientos forestales tradicionales (madera, leña, resina, setas, caza...), compatibles con la silvicultura, agricultura y ganadería, además de un enorme potencial de actividades turísticas, recreativas, deportivas y sociales”.
Esos son motivos suficientes, señalan, para que los montes correctamente gestionados.
Un nuevo modelo de gestión
Y para es necesario que se implante un nuevo “Modelo de Gestión Forestal Sostenible” que incluya priorizar las tareas de prevención, recuperando las cuadrillas forestales de mantenimiento de las zonas rurales.
Ese modelo implicaría en la gestión a la población rural, la promoción de la ganadería extensiva tradicional por su papel en la limpieza del monte, el fomento de la producción y uso de biomasa como fuente de energía, un plan de reforestación con especies autóctonas de las zonas quemadas, la reducción de impuestos en los aprovechamientos forestales, o la mejora de las condiciones laborales del colectivo de agentes y bomberos forestales, apostando por contratos de 12 meses para asumir labores de prevención y mantenimiento forestal.
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