Si el pasado año los primeros trabajos de vendimia de los viñedos amparados por la Denominación de Origen Ribera del Duero comenzaban mayoritariamente en la segunda semana del mes de septiembre, todo hace prever que la campaña 2023 arrancará con una semana de antelación. Prueba de ello es que ya se están recogiendo de variedades que no corresponden a la DO, pero que sirven de preámbulo a la recogida de uva Ribera del Duero.
Por ejemplo, el miércoles ya se vendimiaba en Bodegas Torremilanos de Aranda de Duero la variedad Chardonnay con la que elaboran vinos de la Tierra de Castilla y León y vino tranquilo y el 10% de su Cava. La variedad Viura, con la que se elabora el otro 90% de Cava viene a continuación, como ocurrirá con el primer Tempranillo recogido para obtener rosado. “Esto puede dar una idea de lo adelantada que viene la campaña”, comenta el enólogo de Torremilanos Ricardo Peñalba.
Él, y el resto de profesionales con los que nos hemos puesto en contacto desde la redacción de DR coinciden: la campaña viene adelantada y la uva viene escasa, pero con una salud muy buena.
En Torremilanos cuantifican que la campaña 2023 será de un 50% menos que una cosecha normal. Desde la empresa Vino Club Duero que gestiona viñedos en varias zonas de la DO no dan una cifra, pero su responsable Juan Calvo Caminero recuerda que hay parcelas que han resultado muy dañadas por las heladas del mes de mayo. “De las 222 parcelas que gestionamos sólo hay 5 sin daños, el resto ha sufrido perjuicios entre un 100 y un 40%”, explica.
Estas heladas conllevaron a la pérdida de racimos que estaban naciendo, y por tanto una carga menos para la planta que supone una maduración más rápida. “Es muy probable que la semana que bien la gente empiece a cortar uva”, pronostica Calvo.
Y el calor tiene mucho que ver también. Es cierto que ha beneficiado, y mucho, en el peligro que existía por la aparición de oidio en la Ribera del Duero a primeros de agosto. Las altas temperaturas cicatrizan la planta y terminan con esta enfermedad fúngica. Pero también provoca un ascenso del pH de la planta que hace necesario en muchos casos que se inicie la vendimia para asegurar los vinos de calidad.
Olas de calor, pero también cambio climático que se nota en el campo. “Llueve menos y los veranos son más largos y secos, lo que hace que brote antes la planta y vaya más rápido”, explica el viticultor y bodeguero Francisco Barona de Roa de Duero, quien recuerda que el año pasado la campaña se adelantó en una semana a un año normal “y esta vez lo hará con un adelanto de 15 días”.
Y son las plantas más jóvenes las que peor lo pasan. “Las viñas viejas están más arraigadas al campo, llevan enraizando mucho tiempo y aguantan mejor. Esto no ocurre con las más jóvenes”, prosigue Barona.
En cuanto a la calidad, la salud del viñedo es buena, coinciden los tres expertos. Sobre el futuro, lo que prima en Ribera del Duero es apostar por la calidad y por los buenos vinos que puedan perdurar 10 años y evolucionar. Para ello, Barona lo tiene claro, además de adelantar la vendimia para que el alcohol no sea excesivo, es bueno apoyarse en otras variedades, como la garnacha, “que se usaba hace 60 años para claretes y no hay que olvidarlas”. “Soy partidario de variedades que llevan conviviendo en nuestros viñedos más de cien años, y de algunas francesas como Carbernet y Malbec que aportan acido en los vinos para que tengan la capacidad de envejecer”, termina diciendo.
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