"La gente es más agradecida que todo"

Pepe Calvo echa el cierre a la panadería de Quintana del Pidio tras 88 años abierta

03/09/2023 8:20 | Begoña Cisneros
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Pepe Calvo es panadero, o lo ha sido hasta el pasado jueves, día en el que la panadería de la localidad de Quintana del Pidio ha cerrado sus puertas después de 88 años. Tres generaciones han amasado la harina y han encendido sus fogones. Él y Marga, su mujer, no tienen hijos y, por el momento, nadie está interesado en continuar con el negocio. Así, junto a Quintana, se quedan sin servicio Oquillas, Bahabón de Esgueva, Pinilla Trasmonte y Quintana.

 

- ¿Desde cuándo lleva abierta la panadería de Quintana del Pidio?

- En los papeles que tenemos pone que el negocio se abrió el 21 de enero de 1935, así que lleva más de 88 años funcionando ininterrumpidamente. La puso en marcha mi abuelo Emiliano junto a mi abuela, luego siguieron mis padres, y cuando lo dejaron porque eran mayores continuamos mi primo y yo.

- Pero la última etapa la habéis afrontado tú y tu mujer…

- Lo que ocurre es que después mi primo montó una bodega. Al principio sí que podía compaginar las dos cosas, pero llegó un momento en el que ya no pudo y dejó la panadería. Yo en un principio pensé en cerrar, me dije: “si me quedo yo con la mujer vamos a discutir todos los días” (rie). Pero me lo pensé y seguí con ella.

- ¿Es duro el oficio de panadero?

- Mucho. Si coges un obrero no puedes hacerlo todo el año porque al final trabajas por amor al arte, él cobra todos los meses mientras que yo, levantándome antes que él y trabajando más horas había veces que no cobraba. Así que cogía un obrero los meses de agosto septiembre y octubre, hasta después de vendimias, y luego me ayudaba la mujer. ¡Y todavía no nos hemos separado! (rie) Me he levantado todos los días a las 3 de la mañana o incluso a las 3, y no he terminado hasta las otras 3.

 

Pepe y Marga, a su izquierda, con los últimos clientes de la panadería.

 

- ¿Cómo te introduces en el oficio?

- Cuando era pequeñito, que no llegaba ni a un metro, ya me mandaba mi padre agarrar la puerta del horno y cuando ponía las barras en la pala o en el panete me decía: “tira para abajo”. Le abría la puerta. Y cuando sacaba la pala me decía: “ahora cierra”. Así le fui ayudando cada vez un poco más hasta que llega un momento en el que te ves metido en el oficio. He trabajado siempre en la panadería menos el tiempo que estuve en la mili.

- Y repartías el pan…

- Eso era como todos los que íbamos a la escuela. Cuando salíamos del colegio, si era época de sarmentar tenías que ayudar a coger sarmientos o a lo que tocase. En mi caso, yo iba a llevar las barras de pan por el pueblo, con la bici, que ¡joder qué gozada! Era pequeño, pero con una pierna por debajo de la barra y con un canasto puesto detrás iba a despachar.

- ¿Gozada?

- Porque me dejaban coger la bici. No había bicis para todos los niños y yo, si la cogía, era para eso, no me la dejaban para otras cosas… Pero, bueno, con esa excusa ya aprovechaba y me daba unas vueltas sin que lo supiesen mis padres…

- También aprendiste a conducir repartiendo…

- Sí, comencé a conducir cuando iba con mi tío a repartir con la furgoneta, que iba a los pueblos y yo le ayudaba. Íbamos por las calles vendiendo y me dejaba coger el coche hasta la siguiente parada. Me ponía de pie porque no llegaba para pisar el embrague. ¡Me ponía muy contento!

 

 

- ¿Con qué sensación lo dejas?

- Más ancho que largo, la verdad, no lo voy a echar de menos. El problema es que antes de la pandemia podía coger algún obrero que me ayudase, pero desde entonces no he podido coger ni un día de vacaciones, eso es mucho, no he podido tener un puente. Y eso fastidia mucho. Mis amigos están medio jubilados o jubilados y yo no puedo hacer nada nunca.

- ¿Cómo se lo han tomado los clientes?

- La gente es más agradecida que todo. Lo ha sido siempre y en fiestas muchísimo más. Teníamos la comida preparada para todo el pueblo y en las casas no tenían más que preparar una ensaladilla para acompañar y podían irse a tomar el vermú para luego venir a la panadería a por el asado y ya tenían la comida hecha. Yo al vermú no he podido ir nunca y este año tengo muchas ganas de hacerlo.

- ¿Habrá continuidad?

- No tenemos hijos, y aunque los tuviéramos no me gustaría que fuesen panaderos. Y el problema es que no hay personas que lo quieran trabajar. Algunos me han dicho que están interesados, pero esto es muy complicado.

 
3 Comentarios
 
 
 
Usuario  
#1   chapiro 03/09/2023 23:17:33
 
Nos quedamos sin panaderos artesanos, no nos faltará pan pero será congelado. Una pena para pueblos que se quedan sin la esencia.La masa madre y el integral quedan para las pocas que aún subsisten a duras penas.
 
 
 
 
 
 
Usuario  
#2   chapiro 03/09/2023 23:36:01
 
Que panadería de Quintana hizo los panetes de San Sebastián en 1935 , sería la de Cleto Sancha porque todavía no estaba constituida la de Calvo.
 
 
 
 
 
 
Usuario  
#3   pepelui 04/09/2023 9:13:23
 
Que pena me da, bueno, es Ley de Vida. Siempre recordaré las "pajarillas" de Semana Santa ".
 
 
 
 
 
 
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