La tesis doctoral que se encuentra realizando el historiador y máster en el Mercado del arte, Daniel Sanz Platero, sobre los relojes monumentales y sus campanas, le está llevando durante estos días a acercarse a la comarca ribereña para recorrer sus pueblos y conseguir información sobre estos elementos que en épocas pasadas eran imprescindibles para la vida de sus habitantes sirviendo de comunicación, no solo para dar las horas sino para anunciar eventos, llamar a reuniones o dar la voz de alarma ante incendios entre muchas cosas.
Con la llegada de los relojes electrónicos muchos pueblos optaron por sustituir los mecánicos o dejar estos en el olvido. De hecho hay pruebas que demuestran que las instituciones ayudaron en ello como bien ha podido conocer el historiador cuando en Sotillo de la Ribera ha descubierto un expediente de 1997 por el que la Diputación de Burgos abría una línea de subvenciones para sustituir los relojes mecánicos del campanario por unos electrónicos. Lo que pretende el estudio de Daniel Sanz es no dejar esa parte de la historia en el olvido y catalogar aquellos relojes que existían, de los que aún queda un vestigio de algunos, documentando también su campana y su procedencia.
Daniel Sanz restauró en 2015 el relojl de Fuentelcesped, que se encuentra en el depósito en el Museo de Arte Sacro de Peñafiel. /Imagen proporcionada
Adrada de Haza, pueblo que visitaba este jueves, es una de las tres localidades de la comarca que, junto con Villanueva de Gumiel y Fuentemolinos, conserva el reloj mecánico y lo mantiene en funcionamiento. Tras haber estudiado ya el 70% de los pueblos de la comarca solo ha encontrado estos en marcha. “Todo ha dependido del interés que ha tenido cada ayuntamiento por conservarlo, el mantenimiento y la reparación es costosa y muchos pueblos no han podido mantenerlo”, explica Sanz. Roa de Duero, por ejemplo, es uno de los municipios que ahora quiere recuperar su antiguo reloj y se encuentra en fase de restauración. En Gumiel de Izán el reloj no se ha perdido tampoco, pero sería necesaria su restauración para ponerlo en funcionamiento.
En el lado del abandono se encuentre el caso de Aranda de Duero, que en los años 70 optó por sustituir el reloj de la torre del Ayuntamiento por uno electrónico. “Muchos relojes se han vendido o se han echado a la chatarra”, señala Sanz. Hasta el momento tiene catalogados 450 Relojes Mecánicos y 1.005 Campanas de Reloj, pero la aspiración de su tesis es llegar a inventariar el patrimonio relojero de toda Castilla y León.
Muchos relojes franceses y campanas de un cántabro que se instaló en Adrada de Haza
Con respecto a los relojes, explica el experto, en la comarca ribereña se concentran muchos fabricados en Francia. Con respecto a las campanas destaca en la zona las fabricadas por un campanero cántabro, Manuel Gómez, que procedía de la localidad de Ajo y que se instaló en Adrada de Haza donde instaló su taller para proveer de campanas a muchas iglesias de la comarca. “Desde 1780 hasta 1890 la familia estuvo fundiendo por esta zona”, explica el historiador, que cuenta con unas 150 catalogadas en la zona Sur Burgos, en la Peñafiel y en la de Soria.
El reloj de Adrada es del año 1931 y fue adquirido a la empresa ‘Viuda de Moisés Diez’, de Palencia. Se optó por colocarlo en la torre Parroquial al ser este el punto más alto del caserío de la población, acompañado de su campana de reloj, fundida en 1859 por el santanderino Manuel Gómez. El Reloj funciona mecánicamente “y debe de conservarse de esta forma para mantener este patrimonio tan importante, que ha formado parte esencial en la regulación de la vida cotidiana de todos lo que han vivido en este rincón de la Ribera”, destaca la alcaldesa de Adrada María Luisa Plaza. A día de hoy se le da cuerda una vez por semana.
El trabajo de Daniel Sanz será de unos dos años. “Mi intención es poder publicar un libro con los datos”, asegura el doctorando, que complementa sus estudios con el trabajo de guía turístico en el Castillo de Peñafiel.
Imagen superior: Daniel Sanz junto con la concejal del Ayuntamiento de Adrada de Haza, Elena Salvador. / Imagen proporcionada
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