La petición que hicieron al presidente de la Junta de Castilla y León representantes de varias localidades preocupados por la proliferación de granjas porcinas y plantas de biogás, más acuciante en la Ribera del Duero, no ha tenido un resultado positivo. Alfonso Fernández Mañueco no se reunirá con ellos, lo que provoca el malestar y el enfado de los peticionarios. Al mismo tiempo, este fin de semana tenía una actividad reivindicativa en el páramo de Corcos.
Con respecto a la esperada reunión con el presidente autonómico, se ha señalado la imposibilidad de atender la reunión debido a la "saturación de su agenda". Tras el caso omiso que hizo a los manifestantes que el pasado 13 de noviembre se congregaban cuando visitó Aranda de Duero, ahora contesta con un escrito prometiendo “que la Junta abordará las inquietudes de manera indirecta”, señalan los representantes de las localidades afectadas.
Consideran que esta respuesta no satisface sus demandas y aseguran que “queremos ser escuchados” porque “nuestra preocupación no es infundada”. Según las estimaciones, de la propia Junta de Castilla y León, recuerdan, está prevista la construcción de hasta 60 macro-plantas en cada una de las provincias de la comunidad, “lo que consideramos una cifra desmesurada y carente de planificación estratégica”.
Caminata al Páramo de Corcos
Alzando la voz contra la granja que se quiere instalar en la localidad de Fuentemolinos, este fin de semana se han dado cita un centenar de vecinos de Fuentemolinos y de localidades cercanas como Fuentecén, La Sequera, Aranda y Fuentearmegil.
Todos ellos participaron en una caminata hacia el Páramo de Corcos, específicamente a la parcela 192, en protesta por la instalación de una macrogranja en la zona. Este evento no solo fue una manifestación de descontento, sino también una muestra de unidad y compromiso por la defensa del medio ambiente y la calidad de vida en nuestras comunidades.
La plataforma stopmacrogranja.fuentemolinos propulsó esta caminata y al llegar a la parcela los vecinos formaron una cadena humana, simbolizando la fuerza de la comunidad unida en torno a una causa común.
Con letras grandes y visibles, los manifestantes formaron las palabras "¡NO MACROGRANJAS!" en un acto de protesta simbólica.
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