En la Ribera del Duero hay vivienda, y mucha, por lo que el potencial es importante. Lo que ocurre es que un alto porcentaje (40%) no está en venta ni alquiler porque se usa como segunda vivienda y del 15% que no se utiliza hay un número importante que se encuentra en mal estado y no es habitable. Esa es una de las conclusiones que se han dado a conocer en la Jornada del Plan de soluciones para el reto inmobiliario en la Ribera del Duero organizada por la ADRI Ribera del Duero burgalesa, que acogía este martes la localidad de Villalba de Duero.
Débora Serrano es experta inmobiliaria y la persona que se ha encargado de elaborar un informe inmobiliario de la Ribera del Duero. Los datos son claros, de las más de 18.000 viviendas que existen en los pueblos de la comarca ribereña, exceptuando Aranda de Duero, 2.825 que no están siendo utilizadas en ningún momento del año. “Hay mucha oferta de venta, aunque mucha en mal estado”, explica la experta.
En su mayoría necesitan reformas y muchas se encuentran en ruinas. Y solventar este escollo es complicado, teniendo en cuenta la dificultad que tienen las empresas de construcción (hay unas 200) para encontrar operarios, por un lado, y por otro la poca capacidad adquisitiva que los propietarios tienen para afrontar las obras. Por parte de los que buscan vivienda para comprar, también es un hándicap costear reformas y, aunque el precio por metro cuadrado se encuentra dentro de la media nacional, el hecho de que muchas viviendas tengan grandes dimensiones hace que la cantidad total se dispare.
Por tanto, hay vivienda en venta, aunque hay dificultad en encontrarla en el pueblo elegido y muchas veces las casas son demasiado grandes. Hay mucho que rehabilitar, pero pocos profesionales y, por tanto, hacen falta iniciativas como visibilizar la oferta en buen estado de la mano de las agencias inmobiliarias o ayudar en la búsqueda de profesionales del sector constructor.
Un alquiler complicado
Si hablamos de alquiler, los problemas son similares. No se alquila porque las casas no son habitables y no se reforman porque no hay dinero y porque es difícil encontrar empresas que se hagan cargo de esos arreglos.
Por ello, desde la ADRI Ribera del Duero se ha elaborado un plan de soluciones para el reto inmobiliario en la comarca para conseguir viviendas accesibles, asequibles y adecuadas.
Algunos Ayuntamientos alquilan casas municipales en buenas condiciones, pero la oferta es poca, explica el coordinador del plan, Pablo Alonso. Existe el proyecto Rehabitare para reformar viviendas, “pero necesita de mucho tiempo y se necesita más vivienda”.
Por ello es importante que a nivel particular los propietarios de casas se impliquen para ponerlas en alquiler. Y para conseguir esto sería importante, señala Alonso, ofrecer ayudas incentivos fiscales en las reformas o que el Ayuntamiento actúe como arrendatario a través de acuerdos de cesión de viviendas ofreciendo seguridad. Otra opción estaría en aumentar los costes de impuestos para las viviendas vacías.
Se propone la creación de un inventario del parque de viviendas vacías o infrautilizadas en cada pueblo, incluyendo el estado de cada una de ellas. Pero un problema importante es el alto número de edificaciones en ruina y solares. “Crean malestar, inseguridad y afean la imagen”, comenta el coordinador, aconsejando que la tramitación para la intervención municipal sea más efectiva, que exista un protocolo para la resolución de conflictos y que se dé información sobre programas de ayudas para actuar en estos casos.
Muy importante, se señala en el plan, es la creación de una plataforma digital para la promoción de la vivienda rural. Una web que integre una bolsa de alquiler y compra de viviendas, el inventario, las ayudas y toda la información al respecto, incluida la de las ofertas de construcción.
Crear un paquete de servicios inmobiliarios de asistencia técnica para ayuntamiento y particulares; trabajar en un plan integral para fomentar la permanencia y llegada de los jóvenes; crear una oficina itinerante para fomentar la rehabilitación, el alquiler y la venta; conseguir la implicación vecinal; apostar por las comunidades energéticas; impulsar el relevo generacional en el sector de la construcción; o realizar actuaciones en materia de accesibilidad para que los mayores no se marchen. Estas serían algunas de las propuestas, a las que se sumaría la creación de una mesa territorial de la vivienda “que permita integrar el sector y dinamizar las actuaciones”.
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|