Tras haber puesto todos los esfuerzos posibles para conseguir que la Escuela Infantil de Peñaranda de Duero del programa Crecemos no desapareciese por falta de niños y niñas, y no obtener resultado, el Ayuntamiento de esta localidad ribereña ha conseguido contar con otro servicio similar adaptado a menos usuarios. En este caso los cuidados a los menores no se realizan en un centro municipal, sino en el domicilio de la persona que trabaja en el programa.
Si Castrillo de la Vega, Fresnillo de las Dueñas, Fuentespina, Huerta de Rey, Sotillo de la Ribera y Villalba de Duero lograban mantener el servicio del programa Crecemos en este curso, e incluso Gumiel de Izán ha conseguido retomarlo, no fue el caso de Peñaranda. Así que en septiembre, al ver que no podía abrir las puertas del centro infantil, las energías han estado encaminadas a lograr entrar en otro programa, el denominado Canguros.
Y es ahora cuando logra entrar en el proyecto que se pone en manos de las diputaciones provinciales por parte de la Junta de Castilla y León para conciliar la vida familiar y laboral en los pueblos que no logran contar con, al menos, los siete usuarios necesarios para que el programa Crecemos se instaure o permanezca. En él se ofrece atención diurna en pequeños grupos.
Cierra la escuela, sí, pero desde el pasado 22 de diciembre se abre el salón de Elsa Ortega, una vecina de la localidad, que se ocupa ahora del cuidado de los pequeños en su propia casa. Porque ese es uno de los requisitos de este programa, que la cuidadora ofrezca su propio domicilio para realizar su trabajo, dando la oportunidad de, además de ayudar a las familias, crear un puesto de empleo en el municipio.
Así, dos niños, de 2 años y de 10 meses, han sido los primeros en entrar en el salón de Elsa Ortega para ser cuidados mientras que sus padres trabajan.
Explica el teniente de alcalde del Ayuntamiento de Peñaranda, Iván de la Vega, que es este municipio el primero de la provincia de Burgos que logra hasta el momento el programa Canguros. Y no ha sido fácil, recuerda. Primeramente la Diputación de Burgos echó para atrás su solicitud, pero luego lo consiguió con muchas dificultades, ya que en poco tiempo tuvo que presentar toda la documentación y, lo más importante, contar con una persona que pudiera trabajar en él. “Antes podía ser cualquiera cumpliendo con la titulación, pero ahora te piden además que sea alguien que viva en municipio, y en pueblos tan pequeños es difícil encontrar personas que estén cualificadas en lo que se necesita, que estén en paradas y que puedan disponer de una vivienda para prestar el servicio, pero hemos tenido suerte con Elsa”, explica el concejal.
De momento no hay más familias que hayan mostrado su interés para llevar a sus hijos al programa Canguros, pero las plazas están abiertas. Aunque lo ideal, señala el responsable municipal, sería recuperar la escuela infantil. “¡Ojalá!”, termina diciendo.
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