El Ayuntamiento de Zazuar se opone a que la localidad cuente con una plaza, busto o monumento dedicada al médico nacido en esta localidad Rafael de Vega Barrera. Así se lo han comunicado a la familia de esta personalidad que reclamaba un homenaje en el pueblo que vio nacer a este médico y cirujano que fue pionero en reclamar el derecho universal a la salud y a la asistencia sanitaria pública y gratuita.
Ha sido este verano cuando se ha adoptado el acuerdo municipal de no homenajear a Rafael de Vega. Los concejales no niegan que este médico cuente con méritos, pero “entendemos que la relación de Zazuar fue únicamente circunstancial por su nacimiento, puesto que su padre ejercía como profesional de la medicina sin que exista referencia alguna relativa a él ni como médico ni como político en el municipio”. Por tanto, no dan el visto bueno a la solicitud de un homenaje ni aunque sea la familia la que financie la obra.
El acuerdo fue tomado en el mes de julio, pero es ahora cuando la familia ha recibido la notificación con la negativa. No entienden que haya sido necesario haber acudido al Procurador del Común para por fin tener una contestación, y se sienten defraudados por la decisión que se ha tomado.
Rafael de Vega Barrera nació en 1889 en Zazuar, hijo de Esperanza Barrera e Isaac de Vega y Ugarte, entonces médico de la localidad de Zazuar, quien también atendía a la cercana localidad de Quemada. Cuando fue a cursar los estudios de bachillerato en Burgos sus padres se mudaron a Tardajos, localidad próxima a la capital burgalesa. En Valladolid estudió medicina, y en 1916 llegó a Lugo para ocupar la plaza de director cirujano del hospital municipal. Llegó a ser comisionado del Gobierno de la República en simposios y certámenes médicos de nivel europeo y mundial. También colaboraba en revistas médicas en toda España y en el extranjero. También fue político, presidente local de Unión Republicana y diputado en Cortes Constituyentes durante el periodo 1931-33. En 1936 fue acusado de un delito de traición a la Patria y auxilio a la rebelión y fue fusilado en la tapia del cementerio de Lugo el 21 de octubre de 1936. El pasado mes de agosto el Gobierno de España saldó una deuda con él, con un reconocimiento y reparación personal por la injusticia cometida.
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