"Antes la filosofía era de tirar lo viejo, pero ahora se ha cambiado y cada vez se tiene más interés por conservar"

Menchu Azúa Vicente llegó a Aranda de Duero en el año 97 procedente de Salas de los Infantes y desde entonces vive aquí como una arandina más. De su faceta más artesanal le surgió el gusanillo de la restauración, y de ello ha hecho su medio de vida, haciendo lo que le gusta, que es tener entre sus manos la madera. Con ella queremos hablar hoy para conocerla un poco mejor en su taller Le Chat Noir.

 

- ¿Cómo surge tu pasión por la madera?

- Creo que viene porque uno de mis abuelos fue carpintero y en su taller pasábamos mis hermanos y yo mucho tiempo. Quiero pensar que puede ser eso lo que me motivó y lo que me hizo decantarme por el tema de los muebles. También tengo una inquietud particular hacia la restauración, no sólo de los muebles antiguos, sino que lo englobo al hecho de mantener el patrimonio personal, por así decirlo. Muebles antiguos o muebles que puedan tener más o menos valor, pero que tengan un valor importante para su propietario.

-Y te especializaste en ello…

- Sí, he sido bastante autodidacta, pero también me he preocupado de aprender con gente sabe lo que se hace en este oficio que está bastante perdido, porque es difícil encontrar a profesionales que se dediquen a ello.

- ¿Por ello han añadido en tus quehaceres el dar clases?

- Es una de las mayores razones. Me gusta enseñar lo que sé y también conseguir que aquellas personas que tienen un mueble de un gran valor para ellas puedan ser las que lo restauren con sus manos, añadiendo más valor todavía a lo que conservan de sus antepasados. Quiero que la gente restaure su mueble, lo pinte, lo decore, que no se deshaga de él. Y además, que desarrollen la parte creativa y puedan sacarle partido.

- ¿Cómo son los talleres?

- Nada numerosos, con grupos pequeños, porque se requiere de mucho sitio para realizar las restauraciones y porque así puedo ofrecer una atención más personalizada.

- ¿Crees que existe interés por conservar lo que tuvieron nuestros abuelos?

- Mucho, y en este sentido ha habido un cambio muy importante. Antes la filosofía era de tirar lo viejo y así las familias se han ido desechando de cosas antiguas, pero ahora se ha cambiado y la tendencia es la contraria, cada vez se tiene más interés por conservar. El problema es cómo hacerlo, porque no hay muchos profesionales que lo hagan o que enseñen cómo hacerlo, por lo que hay muchos muebles que están relegados en una buhardilla o en un sótano, y es una pena.

 

 

 

 

- Me imagino que allí sólo se estropean, ¿no?

- Sí, cuando me llaman me dicen que les es muy difícil encontrar a alguien dedicado a la restauración, pero su interés por conservar una u otra pieza es grande, bien sea por una vinculación sentimental con ella o porque le dan valor y quieren conservarla, pero con otro toque distinto.

- Ahí entra la parte creativa…

- Sí, la primera la mía, porque a mí enseguida me empiezan a surgir ideas de qué hacer con un mueble para darle otra vida. A nivel de talleres esa faceta es muy importante, porque el objetivo es que a la gente le salga esa parte creativa y la desarrolle. También conseguimos fomentar la reutilización. Porque un mueble restaurado o remodelado significa que no se desecha. Y nos puede dar lugar a cambiar espacios de nuestra vivienda, a hacer más confortable el lugar donde vivimos… Es ahora cuando se está empezando a valorar a integrar el mueble antiguo y compatibilizando con lo nuevo, con las decoraciones más modernas, se hacen entornos mucho más acogedores

- ¿Es difícil aprender a restaurar un mueble?

- No, lo que ocurre es que son muchos pasos, hay muchos conocimientos y muchas disciplinas, pero al final se consigue poniendo un poco de interés. Lo importante es contar con alguien que te pueda apoyar, pero los conocimientos son totalmente accesibles.

- Pero se necesita paciencia, ¿no?

- Eso sí, es una técnica pausada y hay que tener calma. Y esa palabra no se tiene que ver en negativo ni generar estrés o nerviosismo, porque se puede ver como una forma de hacer terapia. El hecho de restaurar un mueble antiguo es como una terapia. Te desconectas de tal forma que te concentras en lo que estás haciendo y vas viendo la evolución paso a paso, y esa es la mejor recompensa.

- Y a ti, ¿qué te aporta la restauración?

- Para mí es una auténtica pasión, lo descubrí hace años y es algo que me motiva, me gusta aportar ideas. Cada vez que voy un sitio y me enseñan un mueble mi cabeza empieza a funcionar, es algo instantáneo. Me reconforta esa parte creativa y poder conseguir un buen resultado.

 

 

 

 

 

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