Carnavales, un patrimonio inmaterial

El zarramaco volverá a la localidad de Santa María del Mercadillo

03/02/2024 7:28 | Begoña Cisneros
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Se acercan las fechas de carnaval y no es mala idea recorrer algunos pueblos de la provincia en los que esta tradición no sólo perdura, sino que se conservan retazos de las antiguas celebraciones carnavalescas, también conocidas como antruejos. Junto con el equipo de Patrimonio Cultural Inmaterial de Burgos repasamos algunas de ellas, y una nos pilla muy cerca, en Santa María del Mercadillo.

Porque allí se ha logrado que los carnavales recuperen su esencia. En Santa María del Mercadillo tiene presencia la figura del zarramaco, un personaje que vestido de una forma peculiar provoca ruidos repetidos tratando de alejar a los malos espíritus.

En esta localidad ribereña el zarramaco aprovecha viejos ropajes, siendo representativo un improvisado gorro del que prenden múltiples cintas de colores. Su aparición es el sábado de carnaval, cuando los mozos acarrearán una vaca romera fabricada al estilo de otras de su especie, con las cernederas utilizadas en el amasado del pan, y con una zumba colgada que avisa de su llegada.

Imagen superior: @Laura Martín Miranda

 

Tobaños de Arriba

En una de las localidades con más altitud de nuestra provincia, Tolbaños de Arriba, un interesante elenco de personajes inunda las calles el sábado de carnaval. Perico Pajas es un curioso pelele humanizado, encarnado por un vecino cubierto por voluminoso armazón de paja , al que mantean y golpean. La Vaca Romera es una simulación de dicho animal cubierta por un lienzo blanco del que asoman unos cuernos con los que amochará a los incautos. Por su parte, el Torero se compincha con la vaca para acorralar a los vecinos.

 

@Asociación el Salterio

 

 

Hacinas

En la villa de Hacinas encontramos otro de los personajes más llamativos del carnaval burgalés: la Tarasca, una criatura mítica desgajada de las fiestas del Corpus Christi. Conforma la Tarasca un impresionante armazón en forma de arco del que asoma un cráneo de burro cuya quijada se entreabre mediante un palo extensible (barandón).

En las célebres corridas que se hacen por las calles del pueblo, esta criatura perseguirá a todo aquel que se interponga en su camino intentando atraparle bajo su coraza. Los comarrajos, vestidos con andrajos, la Curra, vaca envuelta en cintas, y los pelusos complementan el conjunto de personajes característicos del carnaval de Hacinas.

 

@ Manuel Navarro Forcada

 

 

Mecerreyes

En tierras del Arlanza encontramos el emblemático carnaval de Mecerreyes: la tradicional corrida del Gallo sucede la tarde del domingo, pero por la mañana hay un museo viviente de enmascarados recorriendo las calles de la villa. Son las tradicionales Zarramacadas, adornadas con disfraces salidos de la inventiva popular.

Por la tarde aparecen los zarramacos cargados de cencerros y portando la terrañuela con la que defienden a su rey, quien porta al desdichado gallo. Anteriormente, el gallo tenía un papel clave en estas fiestas,  era símbolo de virilidad y se decía que su sangre podía potenciar la fecundidad.

El público se concentra alrededor de los danzantes, los zarramacos y el rey, quien porta al gallo sujeto a una vieja rueca. Las músicas de dulzaina se mezclan con los cantos que enjuician al desdichado ave. Los mozos y mozas se lanzan por la rueca para salir en carrera, perseguidos por el zarramaco que tratará de devolver el animal a su portador. La fiesta concluye con un multitudinario baile de rueda, mientras se degustan dulces típicos.

 

@Jon Quintano

 

 

El Almiñé

El último de los antruejos lo encontramos en El Almiñé situado en el Valle de Valdivielso. Celebra el sábado por la tarde su tradicional Baile del Gallo, aunque anteriormente se festejaba el Martes de Carnaval. Un Rey de Gallos (figura destacada en el barroco español) preside la comitiva que sale del pueblo en dirección al Carraspal, terreno que dista a un kilómetro de la localidad. En el pequeño descampado se organiza el baile de rueda.

Los bailarines, disfrazados de forma improvisada, van girando y danzando al son del rito quebrado de la rueda. Cuando la música se detiene, cada participante se turna para posar la espada sobre el cuello del animal. Aunque ya no se realiza el sacrificio del gallo, en la época, al finalizar el baile, la portadora del sable sería la encargada de descabezar al gallo. Al acabar la fiesta se vuelve a la localidad de donde se ha partido entre música y algarabía.

 

@Joking Garmilla

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2 Comentarios
 
 
 
Usuario  
#1   chapiro 03/02/2024 21:46:24
 
En numerosos pueblos de la ribera y del norte de Segovia llaman el zarramoco es una desviación del nombre en el argot popular, pero unas tradiciones que con el tiempo no se perderán pero quedarán en las retinas porque la sociedad moderna avanza a pasos agigantados en otros derroteros lejos de clan religioso.
 
 
 
 
 
 
Usuario  
#2   OTERO 04/02/2024 13:22:57
 
Chapiro, fiel ejemplo de lo que indicas, en aquellos años nuestros abuelos, eran capaces de crear un ambiente y una fiesta, por fin separado de la cuestión religiosa y de ahí que poco después se produjo el eterno maridaje de no dejar celebrar el carnaval y sus connotaciones, por motivos políticos y religiosos.
Sencillamente, la cultura popular tiene otros derroteros que no puede ningún político avasallar
 
 
 
 
 
 
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