TV2 emite esta noche dentro de su programa “Imprescindibles”, a las 21:05 horas, un documental dedicado al director artístico arandino Félix Murcia. Como preámbulo, desde DR hemos querido charlar un rato con él para recordarle.
- ¿Cómo llega este joven arandino al mundo de la decoración artística y la ambientación de películas?
- Yo quería ser pintor. De hecho, gané un premio de pintura provincial, me presenté a uno nacional. Todo autodidacta. Se lo dije a mi padre y dijo que podía serlo en Aranda. Así que me puse a trabajar con un pintor alemán muy famoso que se llamaba Walter Kroll y recuerdo que luego continuó su hijo en el negocio. Yo pensaba que iba a aprender a pintar murales y cosas artísticas, pero resulta que de lo que vivía realmente era de la pintura industrial. Así que estuve pintando cocinas, cuartos de baño, pisos, locales…
- No era lo que esperabas, ¿no?
- Para nada. Había un chico holandés que venía durante los veranos y me dijo que en Aranda no tenía futuro para lo que yo quería y me preguntó “¿por qué no te vienes a mi país? Mi padre es arquitecto y te puede gustar el trabajo”. Así que me fui para allá. Empecé trabajando como pintor industrial, pero la empresa en la que trabajaba era la de mantenimiento de los estudios de televisión holandesa, y fue allí donde descubrí que se hacían decorados. Allí es donde descubrí la escenografía.
- En Holanda estuviste dos años, pero después regresaste a España. ¿Por qué?
- Sobre todo porque tenía que hacer el servicio militar, pero cuando estaba aquí se me ocurrió pedir trabajo en Televisión Española y cuando supieron el currículum que tenía en la televisión holandesa me admitieron enseguida. Trabajaba empecé a estudiar también Arquitectura de Interiores, luego Diseño, después Escenografía. Estudiaba por el día y por las noches trabajaba en los talleres de Televisión Española en la construcción de decorados. Incluso me presenté a las oposiciones para estar fijo.
- ¿Y el paso de decorados de televisión a los del cine?
- Fui al departamento de filmados y allí se hacían muchas series y producciones filmadas. La que me lanzó profesionalmente fue la de “Fortunata y Jacinta”. Aprendí la técnica del cine en televisión y cuando entendí que dominaba el tema pedí una excedencia para sumergirme en el mundo del cine. Y no volví a mi puesto de trabajo en Televisión.
Félix Murcia, Goya 1987 a la Mejor Dirección Artística por Dragón Rapide
- ¿Cuál fue tu primera película?
- Como director de escenografía fue “Corazón del Bosque”, la dirigió Manuel Gutiérrez Aragón en 1979. Yo vi el campo abierto en el cine porque llegué ya con un bagaje y unos conocimientos bastante más amplios que los que tenía la gente que trabajaba en el cine. Así fue como llegué tras comenzar como pintor de brocha gorda. Y cómo comencé a dar clases, porque he compartido la docencia con la procesión cinematográfica.
- Son decenas las películas en las que has participado y tu trabajo te ha hecho merecedor de cinco premios Goya y el premio Nacional de Cinematografía. Lo has hecho de la mano de varios directores, pero hay uno en especial en el que el tándem no funcionó, ¿no es así? Hablo de Pedro Almodóvar y tu participación en “Mujeres al borde de un ataque de nervios”.
- La polémica saltó en un periódico en Chile que me entrevistó cuando fui a dar un seminario. Yo les dije que no había vuelto a trabajar con él porque no nos habíamos entendido, y es natural. Un director busca siempre un equipo con el que tenga conexión para repetir, y yo no la tuve con él, no nos entendimos. De hecho, yo me fui de la película en cuanto entregué todos los decorados y se iba a empezar a rodar. Me despedí y le ahorré el salario de 9 o 10 semanas. Yo cerré la puerta.
- ¿Por qué no hubo entendimiento?
- Yo sé que no me voy a entender nunca con él porque se produciría como un choque de trenes. Él tiene unas ideas y mi trabajo, lógicamente, estaba supeditado a ellas. Y él está acostumbrado a ser un todoterreno y es muy autosuficiente en todo. Si pudiese no necesitaría un equipo. De hecho, es la tendencia con las nuevas tecnologías, que una sola persona escriba el guion, haga la música, cree los decorados de forma virtual o incluso cree los personajes; pues Almodóvar sería el predecesor de esto. Él sólo haría la película.
No le quito valor, pero su forma de trabajar no va conmigo. Él imponía su criterio y no me dejaba tomar ninguna decisión cuando nuestro trabajo consiste en dar propuestas, alternativas y puntos de vista.
- Vamos a volver a tu tierra. ¿Has trabajado como director artístico alguna vez en Aranda?
- En películas no, porque nosotros no las escribimos y, lógicamente, cada historia está ubicada en un lugar y en un momento determinado.
- Pasemos a tu faceta de pintor. ¿Has expuesto alguna vez en Aranda?
- De forma individual no, pero cuando era joven sí que expuse en muestras colectivas. En realidad, dejé la pintura hace tiempo cuando un día tuve una revelación con la que descubrí que era un pintor muy malo y que no me iba a ganar la vida pintando. Lo sustituí por lo que se llama la plástica del cine. La última vez que una obra mía se expuso en Aranda fue en la conmemoración del 75 aniversario de la fundación del Instituto Sandoval y Rojas. Varios alumnos que habíamos pasado por el instituto aportamos una obra. También colaboré en el año 1972 con un montaje de Clunia Teatro de Cámara.
- Has visto el documental que los espectadores podremos ver esta noche. ¿Qué te ha parecido?
- Pues una grata sorpresa. Se hizo un pase privado de estreno en el Centro Cultural El Matadero de Madrid y creo que es bastante más sorprendente de lo que yo esperaba y muy entretenido. Porque a mí me entrevistaron, pero luego han hablado con otras personas que me conocen. Al principio salen fragmentos Aranda de Duero, de cómo era cuando yo viví allí en los años 50 y 60.
- ¿Vienes mucho por Aranda?
- Cada vez menos. Mi mujer falleció hace 35 años y con ella iba mucho porque sus padres y los míos vivián allí, teníamos toda la familia. Pero han ido muriendo y sólo me quedan tres hermanos de mi mujer y unos cuantos amigos. Pero sí que voy de vez en cuando. Tengo mucha amistad con el Cine Club.
- ¿Ha cambiado mucho tu pueblo natal?
- Han desaparecido muchas cosas, incluso la casa donde yo viví en la calle Empedrada no está. Han cambiado las referencias que tenía y es normal que evolucionen las cosas. Por donde más me muevo es por las calles del centro y antes me encontraba siempre con gente conocida, pero ahora no me encuentro casi a nadie.
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