María Matarranz de las Heras tiene raíces ribereñas, concretamente de Mambrilla de Castrejón. A sus 30 años son varios los premios que ha recogido y aunque vive en Croacia desde hace seis años, su deseo es regresar a su tierra. Con ella hablamos hoy.
- ¿Cómo comienzas a bailar?
- Empecé a bailar ballet cuando tenía 6 años como una clase extraescolar. La profesora vio que tenía potencial y nos sugirió que me apuntase a hacer otra escuela, pero a los 11 años me lesioné y paré hasta que abrieron el conservatorio en Valladolid. Mi madre me animó a hacer las pruebas y fue en los últimos años cuando empecé a plantearme mi carrera profesional. Cuando terminé la formación, el último año en Burgos, tenía 19 años y a partir de ahí comenzaron las audiciones.
- Comienza tu vida profesional pero fuera de España…
- Sí, conseguí ir a Ginebra y luego estuve un año en Portugal. En un momento en el que no tenía nada me planteé estudiar el en el Conservatorio Superior en Madrid, pero cuando estaba en el segundo curso conseguí un contrato en Alemania donde estuve bailando dos años. De Alemania me vine a Croacia para trabajar en el teatro nacional, donde llevo seis años.
- Hemos conocido que a partir de ahora se inicia una nueva fase profesional.
- Sí, he creado un colectivo artístico (Yellowbiz Art Colective) junto con los bailarines Valentín Chou y Michele Pastorini y la idea es montar nuestro proyecto. Son muchos años bailando bajo una institución y nos apetece descubrir nuevas cosas. Queremos también desarrollar carreras no sólo como bailarines. Un compañero es coreógrafo, otro es el que se va a encargar de todo el contenido visual y redes sociales, y yo quiero desarrollarme en el mundo del vestuario y el estilismo.
- ¿Cómo se decide hacer iniciar una aventura?
- Coincide con que en el teatro nacional ha empezado un cambio de dirección artística. No sabemos muy bien cuál va a ser la dirección de la compañía; pero ahora que los tres tenemos tanta experiencia trabajando en ella, y conscientes de que muchas veces te llevas desilusiones con coreógrafos, llega la ambición de ser tú el propio dueño de lo que haces y transmites. Tenemos la experiencia, tenemos el bagaje, y creo que ahora me puedo arriesgar y me apetece hacerlo.
- ¿Ya hay un primer espectáculo?
- El teatro nos ha producido nuestro primer show y lo vamos a estrenar en noviembre. Nos han invitado a festivales en Sagre y en Sicilia. Ya hay fechas fijadas.
- ¿Hay fecha en España?
- De momento no. Lo que queremos es tener el vídeo pronto y poder mandarlo a España para solicitarlo a teatros y festivales.
- ¿Seguirás viviendo en Croacia?
- De momento nos quedaremos aquí para empezar y a asentar las bases durante un par de años. Pero la idea es que podamos ser un poco nómadas, que podamos pedir una residencia artística y juntarnos los tres unos meses a trabajar y luego vender nuestro producto sin estar tan pendientes estar los tres juntos.
- ¿Y cabe la posibilidad de que regreses a España?
- Me encantaría. De hecho, es lo que está en mi en mi mente. Una de las una de las personas que me acompañan en el proyecto es mi pareja y cuando hablamos de futuro pensamos que España sería una un buen lugar de residencia.
- ¿Vienes mucho por Mambrilla?
- Siempre que puedo. En verano voy a las fiestas, aunque los dos últimos años no he podido ir por motivos de trabajo, pero intento no perdérmelas. Mambrilla es un lugar donde siempre pienso.
- ¿Cabe la posibilidad de que podamos verte por aquí?
- No tiene que ser difícil, vamos a enviar información del grupo y el montaje a centros cívicos, a festivales de verano, a teatros… Si Aranda lo acepta yo estaría encantada. Llevo mucho tiempo dedicándome a esto, he alcanzado un cierto nivel y hay amigos que no me han visto bailar salvo en la verbena.
- Hablemos de premios. El año pasado fuiste galardonada con uno por tu papel de Julieta…
- Ha sido en los premios nacionales “Nagrada hrvatskog glumišta” que se da la mejor intérprete femenina. El más reciente es el que lanza el teatro nacional para que vote el público. Me han dado la de mejor interprete femenina por los distintos papeles que he hecho durante el año. A nivel de importancia no es tanto, pero para mí lo es teniendo en cuenta que no soy croata y es un premio que se suelen llevar bailarinas de este país. Me ha hecho especial ilusión, porque lo más importante es que el público valore y disfrute de lo que haces.
- ¿Qué es para ti bailar?
- Al final se convierte en tu estilo de vida porque es lo que llevo haciendo desde los seis años. Es mi profesión, pero al mismo tiempo no lo siento como eso, sino como un escape. Todos los días hacemos una hora y media de ballet clásico para calentar y para mí eso es como la meditación del día y una manera de enfrentarte a ti misma y de intentar mejorar.
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