Si ya de por sí es uno de los pueblos más bonitos de la Ribera del Duero, los habitantes de Peñaranda de Duero demuestran que hay una forma de disfrutar aún más de su belleza paseando por sus calles por la noche a la luz de las velas. Tras dos años sin haber podido hacerlo, la asociación La Cantamora ha vuelto a ponerse manos a la obra para aunar a los vecinos en su noche de Velas que ha tenido lugar este miércoles.
Miles de personas han acudido a la cita para contemplar este precioso pueblo medieval de una forma muy especial, que contó con sus monumentos abiertos al público decorados para la ocasión. El palacio de Avellaneda, la excolegiata de Santa Ana, o la bodega subterránea abrieron sus puertas en horario nocturno para el deleite de los visitantes. También lo hizo el monasterio de la Purísima Concepción en una de las pocas veces del año que se puede visitar este lugar habitado por las monjas de clausura de las concepcionistas franciscanas.
Pero también a nivel particular hubo familias de la localidad que abrieron las puertas de sus casas y embellecieron su interior para que pudieran ser contempladas.
Y no sólo la noche, las más de 10.000 velas que iluminaban Peñaranda de Duero y la luna creciente que lució para la ocasión convirtieron el lugar en único, sino que contribuía la música y las actuaciones que plagaron sus calles durante cuatro horas. Desfile de antorchas y tambores, pasacalles, mujer orquesta, concierto divino desde las ventanas del Palacio, danza africana o magia fueron algunas de las que se pudieron ver y escuchar hasta la madrugada.
En resumen, un todo que ha logrado con el paso de los años, y ya son seis, convertir a Peñaranda de Duero en un lugar para apuntar en el calendario de cada primer miércoles del mes de agosto, porque la cita es obligada. Y todo ello gracias al esfuerzo de sus vecinos.
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