Foto: Villa de Aranda/Arcalle/Roberto Campillo
Fueron muchos los aficionados que se percataron de la disparidad de colores en los calcetines que portaban los jugadores del Tubos Aranda durante el partido ante el BM Guadalajara. Algunos conocían la historia que había detrás y otros se hacían la pregunta de cual era la causa y la razón de esa original puesta en escena. La respuesta tiene que ver con la solidaridad y el detallazo que tuvo el club para conmemorar y poner en valor el Día Internacional del Síndrome de Down, que todos los años se celebra el 21 de marzo. En esa jornada se realizan diversos actos solidarios y uno de ellos es el movimiento “Rock Your Socks”, habitual desde el 2018 y donde se busca dar visibilidad a dicha fecha vistiendo calcetines de colores, disparejos o de diferentes formas. El propio club explica la historia de este bonito gesto y de como se gestó la idea.
“Todas las portadas esconden una historia dentro. Y ya desde el calentamiento, varios dedos señalaban algo que no tenía que ver nada con el balón. Quizás fuera la primera vez que el Santiago Manguan tenía un tema de conversación que iba más allá de partido anterior, del estado de forma de un jugador, o de simplemente hacer una predicción del partido. “¿Por qué juegan con un calcetín de cada color?”, alguno preguntaba desde la grada. Efectivamente, ahí está la magia del deporte. En que fuera la que fuera la respuesta, aunque lo hiciera por pequeños instantes, el aspecto competitivo pasó a un segundo plano.
Vuelta a la misma pregunta: ¿Y por qué un calcetín de color? La respuesta está a miles de kilómetros y siete años atrás. Pero se puede resumir con nombre propio: Chloe Lennon. Esta joven británica fue protagonista en 2018 por viralizar un vídeo en redes sociales en donde reivindicaba el uso de calcetines de colores, disparejos o de diferentes formas como símbolo de la celebración del Día Internacional del Síndrome de Down. Una iniciativa tan sencilla como rompedora a la que se han sumado equipos de élite deportiva como el Sevilla FC o diversos clubes de la NBA.
Tal vez esa sea la esencia de la vida. En darle la vuelta al tópico «pulgada a pulgada» y convertirlo en «pequeños hechos capaces de mover el mundo». El 21 de marzo solo es una representación de una lucha y reivindicación que dura los 365 días del año. El mundo no entiende de barreras, pero sí de oportunidades. Es por ello que, ojalá, este sea nuestro primero de los muchos granitos de arena que aún nos quedan por «balancear nuestros calcetines”.
También se tuvo el detalle por parte del Villa de Aranda de recordar a uno de sus aficionados más fieles, Sergio del Cura Puente, que con su tambor animó durante muchos años desde la grada a los jugadores ribereños. El año pasado nos dejó para siempre pero su recuerdo y su imagen siempre permanecerán muy vivas en las gradas del Santiago Manguan.
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