Un lujo de prueba. La Higuero Running Festival sigue consolidándose y creciendo. En su cuarta edición volvía a batir el récord de inscritos con cerca de 2.700 según los datos facilitados por la organización.
La prueba lo tuvo todo desde primeras horas de la tarde cuando los más pequeños rompieron el hielo compitiendo en sus respectivas categorías. Ilusión, sonrisas y una gran dosis de esfuerzo por parte de la cantera que hizo las delicias de los numerosos padres presentes en las carreras.
Sobre las 18.00 horas el grueso de atletas fue acercándose hasta la calle San Francisco para participar en las distancias superiores. Los primeros en salir fueron los deportistas de la Fundación Egoísmo Positivo, que sentados en sus sillas ortopédicas, recorrieron el circuito de 8 kilómetros empujados por los voluntarios de apoyo. Una imagen ejemplarizante y para el recuerdo. A partir de ahí se procedió al corte de la cinta por parte de las autoridades y patrocinadores para dar paso a la salida de la prueba popular, con esas dos distancias establecidas: 5 kilómetros y 10 kilómetros respectivamente. Cerca de 14 minutos tardó el burgalés Daniel Arce en cruzar la línea de meta en primera posición. Fue el vencedor de la prueba de los 5.000 metros en categoría masculina. En féminas triunfó la campeona de España de 1.500 metros, Marta Pérez.
A la media hora se presentó en la llegada el maratoniano y gran amigo de Juan Carlos Higuero, Javi Guerra. Fue el más rápido en esa distancia de los 10 kilómetros. En chicas la primera en atravesar la línea de meta fue Sonia Bejarano. Ese fue el cuadro de honor en categorías absolutas aunque lo más importante fue que la Higuero Running Festival se desarrolló bajo un ambiente formidable en todos los aspectos. Es una fiesta social y prueba de ello es que cada año que pasa crece exponencialmente tanto en calidad como en calidad. Las calles de Aranda se llenaron de espectadores que aplaudieron sin parar el esfuerzo de los atletas y el objetivo de cumplió con creces por lo que hay que dar la enhorabuena a todos y cada uno de los hombres y mujeres que colaboraron en el evento. También a los patrocinadores y sponsors, cada vez más numerosos, que no dudan en echar un cable al León de Aranda cuando llama a sus puertas.
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