El Pleno del Consejo regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero acaba de aprobar las normas que regirán la vendimia de la campaña 2023 que tendrá lugar entre los meses de septiembre y octubre en la zona amparada por esta entidad.
Se tratará de una campaña donde continúan siendo los viticultores y las bodegas los responsables del autocontrol. Son ellos los que deben asegurar que se cumple la procedencia de la uva, las variedades empleadas, la producción, el estado sanitario o el grado alcohólico entre otras. Eso no excluye que durante la campaña existen controles desde el propio Consejo para asegurar el cumplimiento de la normativa.
Todas las bodegas deberán comunicar al consejo regulador la fecha en la que se iniciará la vendimia y el cierre de la misma, indicando si esta es mecanizada o no. Así, están obligadas a pesar todas las partidas de uva que reciban.
En cuanto a la uva, se exige que la graduación de azúcar sea como mínimo de 11º Baumé (275 gramos de azúcar por litro) para las variedades tintas y de 10.5º para las blancas. Y es la bodega la encargada de realizar la toma de grado en cada una de las partidas de uva, que deberán ser remitidas a la bodega en menos de 15 horas desde su recogida.
Tras el cierre de la campaña la bodega deberá indicar la cantidad de uva recogida y tiene hasta el 10 de diciembre para informar los litros de vino producido y el tipo.
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