Las estafas están a la orden del día y también en el sector bodeguero. Hace unos días publicábamos que la Guardia Civil destapaba a una empresa ficticia que estafó 4.800 euros a una bodega ribereña, pero no es la única que está sufriendo estos desfalcos.
Desde la Asociación Empresarial de Bodegas Acogidas a la Denominación de Origen Ribera del Duero aseguran que son varias las estafas y que hay cuatro de ellas las que más se repiten, todas han ocurrido en la zona. “En el último año se viene detectando un aumento de casos”, explica su presidente Iker Ugarte.
Uno de ellos es el de las facturas falsas. En este caso los ‘piratas’ hackean la cuenta, normalmente del proveedor, y aprovechan la emisión de una factura para cambiar los datos bancarios. Así le ha ocurrido al proveedor de una bodega, a quien había comprado un bien por un valor superior a los 50.000 euros. Gracias a la policía que sigue investigándolo, confían en poder recuperar esta suma.
En este caso, la bodega afectada ha creado un protocolo de actuación en el que ante cualquier factura importante se revisa el número de cuenta con el proveedor, vía teléfono, para verificar todos los datos. “Es volver al paleolítico y ralentiza, pero no queda otra”, asegura el portavoz de la Asociación de Bodegas de la Ribera del Duero, Iker Ugarte.
En segundo lugar está el timo denominado “Men in the Middle” donde el delincuente suplanta la identidad del gerente, administrador o directivo de la bodega y en un correo electrónico le pide al departamento de pagos que haga una transferencia. El destino, su cuenta. Cuando los gestores se dan cuenta, el dinero ha volado.
Otra estafa se realiza cuando una supuesta empresa hace un pedido importante de vino que luego no abona. “Es otra práctica que está muy de moda”, advierte el inspector jefe de la Policía Nacional de Aranda de Duero, José Joaquín Goma.
La cuarta, en la que el ciberdelincuente suplanta al comprador poniéndose en contacto con la bodega a través de correo electrónico o teléfono, como responsable de compras de alguna empresa importante, real y con buena reputación, solicitando incorporar los vinos a su portfolio.
A partir de ahí, pide la venta por pago aplazado, a lo cual se le suele responder que el plazo se da en función del riesgo de esa compañía en cuestión. Al requerirles los datos envían los de la empresa real, con una reputación impecable, por lo que se le suele conceder el aplazamiento. Cuando se envía el vino, el destino es un almacén que no pertenece a la empresa, desaparece y el pago no llega.
Para evitar caer en esta trampa, conviene llamar por teléfono a la empresa a la que dicen pertenecer para confirmarlo.
¿Qué hacer?
Desde la Policía Nacional aseguran que la celeridad es vital. El porcentaje de casos resueltos depende mucho de la inmediatez de la denuncia. “Si es rápida se suele pillar al 100% porque podemos llegar a bloquear las cuentas y lo más seguro es que la bodega recupere su dinero, pero si no es inmediato, el dinero pasa a otras cuentas y sale por cajeros o por compras de bienes y servicios y ya es mucho más difícil”, insiste el inspector jefe.
Todas las estafas se enmarcan en un mismo bloque, conocido como BEC (Business Email Compromise). Aunque requiere más tiempo, el mejor consejo es revisar los datos vía telefónica o con un email que parta de la bodega. Ante cualquier cambio, solicitar verificación antes de hacer cualquier pago.
Otro consejo es controlar la seguridad de los ordenadores de la empresa para que no haya fugas a través de los links y las descargas; como también revisar de forma periódica el manual del Instituto de Ciberseguridad, donde se exponen las novedades en tipos de estafa y las formas de evitarlas.
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