Es ahora, un mes después de finalizar la campaña de vendimia en la Ribera del Duero, cuando el Consejo regulador de esta Denominación de Origen da a conocer sus valoraciones. Una campaña, la cuadragésima, que demuestra, advierten, la diversidad que existe en esta zona vitivinícola.
Arrancó el 30 de agosto y finalizaba el 12 de noviembre. 74 días que han convertido en la campaña de 2022 en la tercera más larga de su historia para una DO donde se encuentran inscritas 26.189 hectáreas de las que se ocupan un total de 7.551 viticultores.
Comenzaba en un escenario de sequía y altas temperaturas que habían retrasado ligeramente el ciclo de maduración, pero las lluvias del mes de septiembre contribuyeron a acelerar el ritmo y propiciaron un desarrollo ágil de los trabajos de recogida. El resultado: 105.038.409 kilos, destacando el incremento de los de variedades blancas, fundamentalmente de albillo mayor.
Porque 1.190.797 kilos han sido de esta uva blanca autóctona de la DO, casi un 35% más que en la anterior cosecha. Por su parte, 103.847.612 kilos se recogieron de uva tinta, la mayoría de la Tinta Fina de Ribera del Duero.
También en la vendimia de 2022 se ha reducido el empleo de máquinas hasta un 27,9% de la superficie. Por tanto, aumenta la vendimia manual que permite la selección de racimos y el control de la producción desde el propio viñedo.
Desde el Consejo Regulador se puso un dispositivo con el departamento técnico al frente, coordinado la aplicación Web Bacchus, herramienta pionera desarrollada por el Consejo Regulador de Ribera del Duero para el control de vendimia, producción de uva, gestión de vinos y cuantos procedimientos afectan a viticultores y bodegas.
Condiciones extremas que marcan una campaña
Las condiciones climáticas predominantes durante todo el año, especialmente la intensa y larga sequía, las altas temperaturas que no dejaron respiro ni en las noches, han incluido de manera determinante en la uva recogida. Acostumbrada a sobrevivir y evolucionar en las situaciones más radicales, tan habituales en la DO, presenta un buen estado sanitario y una calidad media óptima.
La climatología fue determinante también durante el momento preciso de la recolección, escalonando los viticultores y bodegueros la recogida, vendimiando individualmente cada parcela en el momento adecuado, según su estado de maduración o en función del tipo de vino a elaborar.
Temiendo en cuenta este escenario nos encontramos ante una de las cosechas más complejas y diversas, con un fruto muy heterogéneo, con cualidades diferentes dependiendo del terruño en el que ha evolucionado, de las circunstancias que le han influido, del tiempo de recogida.
En cuanto a los vinos, desde la DO destacan que tendrán “una personalidad marcada” y que se caracterizarán por una intensidad aromática y por una gran frescura, aptos para conjugar con breves y medias estancias en barricas que puedan aportar mayor complejidad aromática y estructura gustativa.
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