Rodeados de compañeros y amigos, la Asociación de Enólogos de la Ribera del Duero (Enoduero) ha celebrado esta semana su tradicional cata navideña, un momento ideal para testar a un sector decisivo a la hora de sacar grandes vinos.
Las conclusiones: que el relevo generacional está asegurado porque “la enología es una profesión muy bonita que no deja de renovarse. Hay mucha ilusión y despierta mucho interés”, celebra el presidente de Enoduero, José Nuño.
Convencido de que la enología se aprende en la Universidad, pero sobre todo a pie de campo y en bodega, el presidente de los enólogos de la Ribera anima a los estudiantes de enología y a todos los que quieran seguir este camino a sumarse al gran proyecto de Ribera del Duero, una tierra llena de retos y posibilidades. “Yo les diría que se vengan a la Ribera, una Denominación de Origen privilegiada, puntera a nivel europeo y nacional, donde las posibilidades son tremendas”, subraya entusiasmado.
Porque, aunque haya cierta rivalidad entre las empresas, reconoce, los técnicos “somos colegas, estamos agrupados, asociados y entre nosotros nos echamos un mano”.
¿Cómo está el consumo de vino?
En cuanto al panorama actual del vino, aunque las previsiones apuntaban a un retroceso en el consumo, por ahora no se está produciendo, advierten desde Enoduero.
“La gente quiere salir y está consumiendo vinos”, explica Nuño, con la mirada puesta, eso sí, en el reto que supone una cosecha corta en cantidad. “Hemos pasado de los 130 millones de kilos de uva recogidos el año pasado a 105. Eso obliga a recortar los vinos de menos poder adquisitivo y a centrarse en los crianzas y reservas, donde queda más margen a las bodegas”.
Al encuentro acudió la madre y el hermano del enólogo y miembro de la Junta directiva de Enoduero, Juan Carlos Casado, que falleció el pasado mes de octubre. A él se le rindió un homenaje: su nombramiento como socio de honor de la asociación.
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