Isabel González Aparicio y Francisco Javier Zanfaño son, ante todo, dos personas muy involucradas en la formación de los jóvenes. Y no dejan de seguir ampliando sus conocimientos, a pesar de que dejaron sus estudios hace años, con el único objetivo de poner en manos de sus alumnos lo último de lo último. Coinciden en que los dos son profesores de la especialidad de sistemas electrónicos y, además, coordinan el curso de especialización de robótica colaborativa en el Centro Integrado de Formación Profesional Santa Catalina de Aranda de Duero. Ellas son las personas que hemos elegido este domingo para conocer más lo que hacen y los robots más novedosos.
- Hablemos de cobots. ¿Qué es un cobot?
- Es un robot que puede trabajar de forma segura con las personas y colaborar en sus tareas. A diferencia de lo que es un robot industrial, que habitualmente está aislado porque puede ser peligroso, un cobot permite al operario meterse en el área de trabajo porque si existe algún peligro se va a parar inmediatamente.
- ¿Cuáles son las ventajas de estos robots colaborativos frente a lo que se conocía hasta ahora?
- La primera es la seguridad de la persona que lo está manejando, pero otra importante es el de los recursos de espacios. Un robot industrial precisa de muchos metros cuadrados con una barrera en la que no se puede entrar, y cuantos más robots metas, más espacio vas a necesitar y eso al final cuesta dinero. Con los cobots se reducen los espacios porque no hace falta tener tanta cantidad de metros cuadrados e incluso pueden compartir espacios.
Otro beneficio estaría en la programación y su puesta en marcha. En un cobot es prácticamente inmediata, mientras que un robot industrial requiere de personal cualificado y la implementación requiere de un proceso lento. Como la programación de cobot va por bloques, en media hora puedes tener un robot haciendo tareas con un operario que sólo necesita de una pequeña formación y que puede hacer con facilidad variaciones al programa.
- ¿Y es a la industria al sector que se dirigen este tipo de robots colaborativos?
- La industria es donde más se está aplicando, pero luego está el sector de servicios, que es la parte que más estamos investigando sobre su utilidad. Puede ayudarnos en un invernadero, en un taller o hasta en una consulta de un fisioterapeuta para ayudarte a hacer masajes. Ya los hay en la hostelería.
- En enero dará comienzo el curso de especialización en este tipo de robots colaborativos, ¿cuál es el perfil de los alumnos que pueden venir?
- Pueden venir nuestros propios alumnos de mantenimiento, pero también alumnos de automatización y robótica de cualquier centro. Son quince plazas y ya casi se encuentran cubiertas. Es un curso de 200 horas que terminará en abril. Es el segundo año que lo damos y el primero tuvo mucho éxito. Esperamos superarlo.
- ¿Y en qué proyecto os vais a centrar?
- Como queremos que investiguen otras vías, este curso lo vamos a hacer en torno a un reto de agricultura. El objetivo básico del curso va a ser desarrollar una aplicación y vamos a ver qué es lo que lo que se les ocurre. Nosotros tenemos ideas, pero ellos son más creativos.
- E iniciáis otro proyecto de innovación con un centro aragonés…
- Sí, y también tiene que ver con la robótica colaborativa. Vamos a trabajar con un centro de Zaragoza para implementar un robot colaborativo en un proceso de concreto de rebarbado de piezas. Y serán mejoras para el centro, además de más formación innovadora, porque en el Santa Catalina dispondremos de un cobot más y será el cuarto. Este tipo de proyectos son muy interesantes también porque incluyen una cuantía económica grande y permiten hacernos con lo más novedoso y lo más puntero en material, que es muy caro.
- Vamos a irnos a la parte de las empresas en la comarca ¿utilizan esta tecnología o están empezando a utilizarla?
- Se están dando pasos. Michelin cuenta en Aranda con un departamento de innovación donde se está investigando sobre ello. Sabemos que se trabaja en una línea basada en los cobots móviles, que pasarán a ser los futuros carretilleros. Igual es un puesto de desaparecerá a cambio de una flota de vehículos más grandes más robustos, pero sea capaz de llevar el material sin la intervención humana y con la opción de que pueda cambiar de ruta en cualquier momento recalculando los espacios. GSK acababa de meter en noviembre un cobot. Por nuestra parte, queremos contactar con empresas enfocadas en la agricultura y la jardinería para el desarrollo de la nueva tecnología que queremos crear en el curso.
- Sigamos hablando de trabajo. ¿Existen posibilidades de conseguirlo en el campo de la creación de cobots en nuestra comarca?
- Sí. Por ejemplo, hay una empresa de ingeniería en Aranda de Duero que trabaja mucho con robótica y puede que sea de lo más puntero que conocemos. Y hay trabajo, hace poco tenían libres cuatro puestos de trabajo y no encuentran personal cualificado en aspectos de automatización y robótica.
Posibilidad de retener el talento aquí hay, otra cosa es que los mismos alumnos o alumnas se quieran quedar, que esa es otra. Pero trabajo hay, y bastante, sobre todo a nivel de formación el ciclo de mantenimiento electrónico o el de instalaciones eléctricas automáticas. La familia de electricidad-electrónica tiene un 100% de grado de empleabilidad. Las empresas nos piden alumnos en prácticas y no tenemos suficientes.
- Me han chivado que sois innovadores también en metodologías.
- Sí, llevamos trabajando desde hace unos años por retos en el ciclo de mantenimiento a través de un modelo llamado FPA (Formación Profesional de Alto rendimiento), un proyecto que está llevando la Junta de Castilla y León de momento no de forma oficial para conseguir cambiar las metodologías con las que damos clase. En vez de dar la clase tradicional, el trabajo es a partir de retos para que la forma de trabajo en el aula sea lo más parecido a cómo trabajan las empresas y poder así motivar mucho más a los alumnos.
|
||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||||
|