Con 95,2 millones de kilos de uva recogidos en la campaña de 2024, la Denominación de Origen Ribera del Duero se convierte en la segunda más productiva de Castilla y León. Una cantidad que dista mucho de la zona de la región que más uva ha producido, la de Rueda, con 138,5 millones de kilos de uva que han entrado en las bodegas durante la campaña que ha terminado.
La diferencia no fue tanta el año pasado, cuando en la Ribera del Duero se recogieron 105 millones de kilos de uva y en Rueda fueron 130,4. Pero lo cierto es que, en estas últimas cuatro campañas, Rueda supera a Ribera: en 43,3 millones en 2024; en 12,8 en 2023; en 50,9 en 2022; y en 1,9 millones en 2021.
Tras estas dos denominaciones de origen, las más productivas teniendo en cuenta que suman el 85,33% de la producción vinícola en la región, se encuentran el resto de denominaciones.
La tercera más productiva es la de Toro, con 19,7 millones de kilos de uva recogidos en esta campaña. Le siguen Bierzo (7,9 millones de kilos), Cigales (6,1 millones), León (2,7 millones), Arribes (719.077 kilos), Arlanza (623.809 kilos), Cebreros (466.407 kilos), Valles de Benavente (474.300 kilos), Vino de Zamora (429.782 kilos) y Sierra de Salamanca (267.563 kilos).
La vendimia en Castilla y León se da prácticamente por finalizada en las denominaciones de origen protegidas de la Comunidad con una buena calidad de la uva y una producción de 274 millones de kilos, en la media de los últimos cinco años (275 millones de kilos).
La campaña de 2024 arroja una calidad buena o muy buena de la uva, gracias a un trascurso normal de ciclo que terminó con un buen estado de maduración y sanitario. Estas circunstancias han permitido que las uvas desarrollaren una concentración de aromas y una riqueza en azúcares y acidez que auguran vinos de gran expresividad y calidad.
El ciclo, condicionado por las heladas
El principal contratiempo de la campaña han sido las heladas de los días 23 y 24 de abril que afectaron a casi todas las zonas vitivinícolas, aunque también se han registrado dificultades en el cuajado como consecuencia de las lluvias y tormentas de junio. Mientras, en otras zonas hubo tormentas de granizo en septiembre.
El ciclo vegetativo del viñedo se produjo en la mayoría de las zonas con cierto adelanto, un fenómeno que va asentándose en los últimos años. El mes de julio resultó muy cálido con un periodo sequía que continuó en agosto, situación que contribuyó a mantener la uva en un buen estado sanitario.
La diversidad de microclimas y suelos en las distintas DO de la región ha permitido que cada variedad exprese sus mejores particularidades. Las bodegas han manifestado grandes expectativas en esta campaña, que aportará las mejores características de cada zona productora.
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