José Antonio Fernández es el alcalde de la localidad de Hontangas, que por fin, tras muchos años pidiéndolo, ha conseguido la declaración BIC en la categoría de monumento para su santuario de la Virgen de la Cueva, una capilla ubicada en una construcción rupestre que aprovecha gran parte de una amplia ruta caliza de cuyo interior brota el agua. Con él hemos querido hablar este domingo.
- ¿Qué supone para el municipio conseguir la declaración BIC para el santuario?
- Algo muy importante porque se lleva trabajando en ello muchos años. Otros alcaldes antes que yo lo habían solicitado, pero no lo consiguieron, y cuando entré hace siete años una de las primeras cosas que hicimos fue mandar hacer una memoria y volver a pedirlo.
- ¿Por qué antes no y ahora sí?
- Yo sé que durante estos años alguien ha estado empujando bastante desde el área de cultura en Valladolid para proteger todos los monumentos que merezcan la pena y no se pueden dejar en el olvido. Hay alguien que estuvo pujando bastante por estos proyectos que estaban metidos en el fondo de un cajón y por fin lo hemos conseguido.
- ¿Esto implicará que el santuario deje de utilizarse como lo hacéis habitualmente?
- Ese era uno de nuestros miedos, y como nos cabía la duda me trasladé a la unidad de cultura de Burgos junto con nuestro párroco. Estuvimos hablando con ellos y nos aseguraron que todos los actos religiosos que realizamos los podíamos continuar haciendo sin problema.
- Entonces todo son beneficios…
- El único “problema” que podemos tener entre comillas es que si queremos realizar alguna actuación siempre tendremos que contar con Patrimonio para que den el visto bueno. Pero al mismo tiempo nos permite acceder a subvenciones. Desde que soy alcalde he intentado por dos veces que nos ayudasen a través de las ayudas denominadas de las goteras que conceden Diputación y Arzobispado y nos ha sido imposible.
- ¿Por qué motivo?
- Nos topamos con el problema de que en las bases se indica que las ayudas son para el arreglo de tejados. Y como la Virgen de la Cueva en realidad es un peñasco no cabe pedir ayudas dentro de esa subvención. Así que no teníamos dónde acudir para buscarlas y realizar las reparaciones que son necesarias.
- ¿Tenéis esperanza de que las ayudas llegarán finalmente para proteger este monumento?
- Sí. Cuando fui a Burgos les arranqué el compromiso de venir a ver el santuario y vinieron hace algo más de un mes. Y aquí les arranqué otro compromiso. Me dijeron que iban a abrir un expediente y a elaborar un estudio para reenviarlo a Valladolid, a la consejería de Cultura, con el fin de que pudieran habilitar una partida suficiente para poder restaurar.
- Entonces, ¿todo queda a expensas de que la Junta quiera o no ayudar?
- Tiene que hacerlo, pero no obstante estamos mirando por otros lados. Por ejemplo, el otro día asistí a una jornada de turismo rural en Haza y estuve hablando con un representante de Hispania Nostra, que es una fundación que se dedica a la protección del patrimonio. Me pidió que le mandase información para que estudiasen la posibilidad de habilitar una partida para ayudarnos.
- ¿Qué hace falta restaurar?
- Lo más urgente es restaurar la fachada. Hace tiempo que se cayó parte del pináculo que está justo en medio. Tenía una veleta y no se sabe si por el peso de la veleta o porqué fue, pero la piedra se partió.
- Otro problema es el de las goteras y no es nada nuevo…
- No. Me acuerdo que cuando era pequeño cuando íbamos a rezar el rosario o a algún acto allí los chicos teníamos que estar un poco esquivos para ver por dónde caía el agua para que no te cayera encima. Es algo que ocurre cuando llueve.
- Se echó en su día una capa de hormigón, pero no se ha solucionado.
- No, pero en contra de lo que nos ha dicho algún que otro arqueólogo, los técnicos de patrimonio que vinieron nos dijeron que ese hormigón no había que tocarlo, porque las goteras que hay no vienen derivadas de ese hormigón sino porque en el espacio que hay entre la ermita y la iglesia hay una especie de vuelo que cuando llueve gran parte del agua que cae de la iglesia se filtra y llega hasta allí.
- Como alcalde tienes que sentirte muy contento, ¿no?
- Muchísimo. Después de tanto esfuerzo hemos conseguido que por fin se haya catalogado como BIC y eso alegra bastante. Y si encima tenemos el compromiso de Burgos de preparar un expediente y conseguir una partida de dinero, pues mejor que mejor.
- Me imagino que habrá más proyecto en los que el Ayuntamiento está embarcado...
- Ahora mismo estamos trabajando en conseguir canalizar el Arroyo que pasa por el pueblo, porque cada vez que lo voy a limpiar hay que estar echando mano de voluntarios y que tampoco se puede estar pidiendo todos los días. Lo que se necesita es contratar a una máquina que venga con una pala y eso cuesta unos 1.000 € cada vez que lo contratamos. Y claro, si no lo canalizamos siempre va a existir ese problema.
- Me dicen que también andas preocupado con las fugas de agua…
- He estado buscando fugas como un descosido porque ha habido un par de reventones de la acometida de aguas y como en el pueblo pilla todo en una ladera, la presión con la que llega el agua a las casas hace que los enganches revienten y hasta que no se da con la fuga te puedes volver loco buscándola. Creo que dos fugas que había ya las hemos encontrado y lo hemos arreglado por fin.
- ¿Volverás a presentarte a las elecciones?
- Aún me queda tiempo para pensarlo y con eso no digo ni que sí ni que no. Por un lado, veo que con 70 años ser alcalde de mi pueblo me hace estar muy activo y tener la cabeza ocupada, pero al mismo tiempo veo que hay cosas que se me van y pienso que a lo mejor sería bueno dar un paso al lado y dejar que venga alguien nuevo. No sé. A lo mejor me animo y hago como Joe Biden, que está hecho un cacharro, pero todavía está pensando en presentarse otra vez. La gente me está pidiendo que no lo deje porque he hecho muchas cosas por el pueblo... Por otro lado, me dice mi mujer que parece que me he casado con el pueblo y no con ella. Tendré que decidirme alguna vez…
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