Bernardo López acaba de publicar el libro “¿De Aranda y lloras?” que aborda la ciudad desde un aspecto económico y de desarrollo que mira hacia el pasado y hacia el presente. Sindicalista y conocedor del funcionamiento de los ayuntamientos al haber trabajado en algunos de ellos como secretario y haber sido concejal en el de Aranda, con él hablamos de su trabajo, pero sobre todo de Aranda.
- ¿Cómo surge la idea de hacer este libro?
- Tiene su origen lejano en el que en el año 1984 publicó el sindicato Unión Sindical Obrera (USO) en Aranda de Duero. En aquel momento, la situación laboral en Aranda era tremenda: Entre otros, había cerrado Construcciones Bigar, con más de 1.000 trabajadores, aun con diversos centros en varias localidades, cerró Hermanos García Plaza, esto es, la fábrica de Moradillo, la principal empresa textil, y se había llegado a un paro registrado en Aranda del 25 %, muy superior a la media nacional.
- ¿También se centró en la economía de Aranda?
- El sindicato USO no tenía en aquel momento el carácter minoritario que tiene ahora, sino que era hegemónico en Aranda de Duero y había ganado las elecciones sindicales. Las personas que allí militábamos entendimos que, pese a ser un sindicato de trabajadores, había que elaborar un programa económico para Aranda y así lo redactamos. Se recogió en el libro “Un Programa Económico para Aranda y la Ribera del Duero”, publicado en 1984, y que se puede consultar en la Biblioteca. Una de las propuestas de aquel libro fue la de que se creara una específica Oficina de Promoción y Desarrollo (OPI), que se creó en el Ayuntamiento, con la insistencia de todos los sindicatos (USO, UGT y CC OO). Otra de las propuestas era la constitución de un Consorcio de Desarrollo, que dirigiría la OPI, que no se creó. Aquél era un libro colectivo, de la USO de Aranda y de la USO organización estatal, y no tenía autores individuales.
- ¿Participó en el libro de hace 40 años?
- En la coordinación de aquel libro, y cuarenta años después, tras pasar por UGT, PSOE, ser concejal del Ayuntamiento de Aranda, trabajar en la administración local como secretario de varios ayuntamientos y ejercer de abogado, pensé que toda esa experiencia me permitiría analizar la situación de Aranda de Duero desde múltiples puntos de vista. Se trataba de hacer un diagnóstico de la ciudad y de proponer alternativas. En su redacción he dedicado más de un año.
- Habla de una ciudad apática, en decadencia, sucia y sin entusiasmo. ¿Dónde está el problema?
- Aranda de Duero tiene unos enormes problemas de gestión y decadencia económica, y en esto coincido con la principal asociación empresarial, ASEMAR. Es lo que hay. Pero hay que apuntar soluciones. Las organizaciones sociales (políticas, empresariales, sindicales, asociativas) necesitan un rejuvenecimiento, aunque no les guste a los que ahora están. El Ayuntamiento es una red clientelar y se desconoce todo lo que sea gestión. El Ayuntamiento es más un sistema de llegada (de ser alguien en la ciudad) que de inicio (organizar la ciudad). Si no reaccionamos, Aranda se irá hundiendo, poco a poco, ciertamente, porque la gran industria, la agroalimentación y el viñedo ralentizarán la crisis, pero cada vez tendremos menos peso. Y se hundirá porque la hundimos todos los arandinos, que preferimos criticar a actuar.
Y eso se refleja en la vida cotidiana, en la ciudad, en la pérdida de la pujanza económica; en conformarnos con que el ferrocarril sea algo del pasado, y la autovía del Duero A-11 no esté acabada; en la pérdida de la vanguardia cultural (A ua Crag), en que no haya ilusión, en una ciudad sin objetivos. Y la culpa no es de los de fuera, que es fácil acusarles, sino nuestra. y por ahí tiene que venir la reacción.
- ¿Por qué no se plantean alternativas desde los colectivos?
- El sector empresarial asociado tiene miedo a plantear alternativas y le domina el conformismo; el Ayuntamiento ha estado hegemonizado por partidos políticos cuya primera prioridad no ha sido la gestión sino su propia continuidad. En Aranda de Duero no hay liderazgo y hay que crearlo.
- ¿Qué soluciones propone?
- En primer lugar, hay que sacar la Oficina de Desarrollo Local del Ayuntamiento para que sea gestionada por un Consorcio Independiente con personalidad jurídica propia, dirigido profesionalmente, en que caminen de a una, y con un programa unificado las fuerzas empresariales, las asociaciones, los sindicatos y las demás fuerzas sociales. Se ha de hacer de común un programa económico, con las prioridades consensuadas, y entre todos, sin contratarlo con una consultora externa, porque nunca nos lo creeremos ni lo tendremos como nuestro, sino por nosotros mismos, porque así surgirán y descubriremos nuestros líderes de futuro; y se ha de crear el Consorcio de Desarrollo. En el Libro se dedican varios capítulos sobre qué fuerzas han de ser convocadas para el desarrollo del Plan, y se identifican una a una; y se expone un cronograma para constituir el Consorcio, de unos catorce meses.
- ¿Es factible?
- Pues sí, hay mucho miedo, pero no hay otra vía. Mientras la Oficina de Desarrollo Local esté controlada por el Ayuntamiento, será moneda de cambio político, cuando el desarrollo de Aranda ha de ser algo consensuado; y sobre ese consenso es fácil de ver sobre qué ha de girar ese Plan, como son los Tres Planes Municipales existentes (Plan Director Municipal, Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible y la Agenda Urbana), con un trabajo que hizo CC OO en 2014, con los dos documentos elaborados por la Asociación de Empresarios de cara a las elecciones municipales de 2019 y 2023, con los recientes programas de todas las candidaturas, que coinciden en el diagnóstico y en muchas de las alternativas.
- Pero para eso hace falta un acuerdo primeramente a nivel político
- Por supuesto, pero ¿por qué no se ponen de acuerdo? ¿Por qué no se sientan y establecen un programa mínimo que todos respeten, sigan y apoyen? En esta idea deben estar todos. Podemos establecer un símil con la situación estatal: Si la política exterior siempre se ha dicho que ha de ser consensuada, lo mismo ha de hacerse con las necesidades urgentes de Aranda: Algo básico y tirando todos juntos.
- ¿Falta reivindicación en Aranda?
- No nos olvidemos del pasado. Aquí existió una huelga laboral, la de Michelín, que duró tres meses en 1976; en 1978 fuerzas ciudadanas y sociedad civil, actuando en conjunto, forzaron el 26 de agosto que se agilizaran los trámites del desvío de la N-1 mediante la ocupación de la carretera, y en el libro hay fotografías de dichos acontecimientos. Aranda conseguía cosas unida. ¿Qué nos ha pasado? ¿Cómo hemos cambiado? Cuando vemos que se ha cerrado el ferrocarril, y hoy nos dicen una cosa y mañana la contraria, y a la concentración van poco más de 100 personas, y nadie se rasga las vestiduras cuando vemos que dará la vuelta por Valladolid, porque es más fuerte que nosotros; y lo mismo pasa con la Autovía del Duero A-11, que no se acaba, y no se reacciona. Así no se consigue nada.
- Dos infraestructuras que no llegan a pesar de las promesas…
- Las dos son esenciales para el desarrollo de Aranda, porque la estratégica situación geográfica y de los polígonos es una de las bazas fundamentales para nuestro crecimiento. Y somos tan tontos que no nos ponemos de acuerdo para explotarlo y desarrollarlo. Y vemos cómo ante un problema urbanístico, como una pavimentación, las soluciones que al final se dan, ante la tardanza y el incumplimiento de plazos, pasan por indemnizar a los comerciantes, siendo así que las organizaciones del barrio lo que tenían que haber hecho es eso, organizar el barrio, entre otros a los comerciantes y proponer fórmulas alternativas. Porque hay que tener organizaciones fuertes y exigentes, pues lo contrario es apoyar el inmovilismo y el mantenimiento de lo existente.
Recientemente, con el libro ya en la calle, se ha creado una Plataforma por las Infraestructuras en Burgos, y sus promotores, entre ellos la Cámara de Comercio provincial, han venido a Aranda a pedir a ASEMAR que lo lidere aquí y que la población dé su apoyo. Es algo inaudito; cuando tienen que ser las fuerzas locales de Aranda las que luchen por ello, y no bailarles el agua a intereses ajenos, que, lógicamente, beneficiarán a quienes lo hegemonizan. Esto es, a Burgos capital.
- Por tanto, entiendo que no se hace buena política.
- Los líderes sociales no se crean por inspiración divina, sino que son el resultado de un proceso de capacitación y aprendizaje. El concejal ha de ir a escuela, debe formarse o completar su formación. Si no tiene capacidad de gestión, en este caso económica y de grupos, ha de aprenderla. El Ayuntamiento, como colectivo, tiene que establecer unas prioridades y no andar a salto de mata.
En el pasado hubo una cierta alternancia política, una cierta vida. En el momento actual ya no la hay; las sumas ya no dan. Y la culpa es nuestra, no de los demás. Dentro de la población de Aranda hay multitud de personas con capacitación que vive al margen de la vida municipal y de los partidos políticos. Y capacitación no es tener un título profesional, sino saber y querer organizar grupos, oírlos y dirigirlos.
El Ayuntamiento no es patrimonio de los partidos políticos, pero actuamos como si así lo fuera y lo consentimos.
- Pónganos algunos ejemplos de lo que dice
- La Oficina de Desarrollo Local es un caramelo para la comisión de Promoción, y el concejal responsable se resistirá a que cobre vida autónoma y se cree el Consorcio, porque es un lugar de relaciones y de lucimiento, lo que equivale a “prestigio” social, con lo que será el primero interesado en que nada se mueva. Pero quienes deben exigir que dicha Oficina funcione, no presionan. Si los cinco Polígonos de Aranda tienen que tener una representación social, que se la den, pues quién mejor que quienes se mueven por los polígonos para aportar soluciones. Si hay que tener los polígonos en condiciones de conservación, y ahí están las fotos del libro, no es suficiente con echar la culpa al ayuntamiento, sino que hay que presionar, sin miedo, hasta imponerlo. Y si no hay conservación no sólo hay que ir a la prensa, sino también reclamar responsabilidades. Y una vía: durante la pandemia, Ayuntamiento, sindicatos y asociaciones empresariales, con alguna otra organización social, crearon el Consejo Económico y Social para las cuestiones que afectaran a la ciudad, y su renovación, ya que finalizará con la constitución de la nueva Corporación, ha de ser uno de los primeros acuerdos. Ahí existe una vía. Aunque el Consejo sea muy numeroso y difícil de gobernar.
Otro sistema de renovación y rejuvenecimiento son los consejos sectoriales o locales, la organización de la ciudad mediante los colectivos que la integran, como el propio tejido industrial y social. Así, el Consejo Económico y Social, Barrios, Cultura, Tercera Edad, Juventud, Minorías Étnicas, Deportes, Formación Profesional, Enseñanza, Mujer, etc. ¿Qué mayor expresión de la democracia y de participación que todos estos colectivos estén reconocidos desde el Ayuntamiento? Hay muchas ciudades organizadas a través de los Consejos Locales, como Miranda de Ebro.
Y así estamos.
- El propio título del libro habla de “una apuesta colectiva por el futuro”. ¿Hacia dónde debe ir encaminada esa apuesta?
- En Aranda de Duero, en las últimas décadas se han hecho muchos Planes, como el Plan Director Municipal 2014-2020, la Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible, conocida como la Estrategia DUSI, 2017-2022, y la Agenda Urbana 2022-2030. Allí hay multitud de propuestas de desarrollo, sólo hay que ponerlas en orden y priorizarlas entre todos. Pero las tres tienen el mismo problema, que no están hechas por nosotros, sino por empresas externas, a las que se paga y contactan con colectivos locales, elaboran un documento, cuyo fin el solicitar subvenciones y después se olvidan hasta la próxima convocatoria.
- ¿Existen alternativas?
-Pasan porque el desarrollo local, el desarrollo de la ciudad, lo han de elaborar las propias fuerzas sociales por sí mismas, y en el libro se expone cómo, quiénes y con qué plazos, y no sólo desde el punto de vista puramente económico o productivo, sino desde el punto de vista de ciudad.
El Instrumento es el Consorcio de Desarrollo, un ente con personalidad jurídica propia, con participación no mayoritaria del Ayuntamiento integrado por las fuerzas económicas y sociales que, conjuntamente, harán un Plan para la ciudad, para venderla, para desarrollarla.
- Y en el libro se aborda el tema del consorcio…
- Sí, se habla de su estructura, los sectores que se integrarían y entre las alternativas que han de desarrollar se encuentran la propia constitución y profesionalización del Consorcio como gestor de la Oficina de Promoción del Ayuntamiento, a cuyo cargo estaría un gerente, independiente del Ayuntamiento, pero, por razones presupuestarias y legales, integrado en su presupuesto municipal.
- ¿Qué más propuestas se hacen?
- La redacción de un programa económico a largo plazo (50 años) con revisiones a los 2 y 10 años; la integración de los distintos programas y propuestas existentes; explotar al máximo y posicionar la ciudad dentro de los ejes estratégicos norte-sur y este-oeste, con todo lo que significa para las infraestructuras; adecuar todos los instrumentos municipales a las necesidades de promoción económica (bonificaciones fiscales; o, por ejemplo, que en el Plan de Ordenación Urbana sea factible subparcelar en el polígono o modificar alturas o viales si el proyecto es interesante); la redacción de un Reglamento de Apoyo a la Promoción Económica, con Plan de Inversiones; la creación en la Oficina de Desarrollo Local de un equipo especializado de permanente información y captación de subvenciones, incluso interactivo con las gestorías y asesorías; la creación de tanto una página web específica de promoción del Ayuntamiento que ahora asombrosamente no existe; organizar la Cámara de Comercio; el diseño de una estrategia específica de Formación Profesional en colaboración con los centros, ya organizados; la búsqueda de la creación de liderazgo social; la recuperación del centro Tomás Pascual, que sería un magnífico lugar para todos los temas de promoción … pero, ¡ojo!, no se trata de recuperarlo porque sí, sino de recuperar para qué, es decir, teniendo un plan.
- La economía pasa por las empresas. ¿Qué se está haciendo bien y que se está haciendo mal con ellas?
- No soy yo quien tiene que decir cómo se gestiona una empresa. Lo que se trata de conocer es la situación orgánica colectiva y en qué medida se puede incidir. Tenemos a ASEMAR, por fin renovada en su Junta, como representación del tejido empresarial de Aranda, aunque a veces da la impresión de que los equilibrios entre sus distintas asociadas (unas con más representación que otras) la paralizan. Tenemos a BNI, que da prioridad al apartado colaborativo frente al asociativo. Y tenemos otras muchas empresas que están al margen del asociacionismo que existe en Aranda, y que incluso lo objetan. Y a éstas también hay que oírlas.
- ¿Qué se echa de menos?
- Más trabajo de fondo. Conocer, estudiar y buscar alternativas en Aranda, y con Aranda como centro, y no con Burgos como centro como lo es la Plataforma por las Infraestructuras. Se puede hacer formación y se puede hacer mucha más presión, se pueden correr riesgos y plantear alternativas, y si el Ayuntamiento no las atiende, acudir a la sociedad y forzarle.
-- ¿Quiénes tienen que dar el paso?
- La clave está en el primer paso. Da igual que lo dé: el Ayuntamiento, el Consejo Económico y Social, los colectivos empresariales, los sindicatos, el asociacionismo o la sociedad civil. Pero hay que huir de protagonizar ese primer paso.
- Incluye también un apartado sobre la figura de Néstor San Miguel. ¿Qué le ha llevado a hacerlo?
- El libro tiene en la contraportada un cuadro de Néstor Sanmiguel, “El pintor y la modelo” que lo ha comprado el Banco de España. Néstor Sanmiguel, cuya obra ha sido repetidamente expuesta en el museo Reina Sofía es uno de los pilares del movimiento cultural de Aranda, como miembro en su día de A ua Crag. Creo que tanto Néstor Sanmiguel y el colectivo están pendientes tanto del reconocimiento como de su utilización como punta de lanza cultural. Porque si queremos una Aranda dinámica hay que hacerla atractiva no sólo estéticamente sino también musicalmente y también con la difusión de los distintos artistas locales.
Por eso es tan importante un museo sobre Néstor Sanmiguel, con talleres, y relegar exposiciones con menor sentido como el Museo de la Casa de las Bolas y la Fundación Félix Cañada habiendo artistas locales más relevantes.
Porque esto también es incidencia económica. Una ciudad es un todo, y es ese todo el que se enseña y atrae.
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