Fabriciano Requejo Madrigal siembre se ha considerado un hijo de Valdezate. A pesar de que desde niño “salió a darse una vuelta por el mapa”, como él cuenta su pueblo ha sido el lugar de regreso como lo sigue siendo en la actualidad. Ha trabajado como funcionario 40 años y es ahora, una vez jubilado, cuando ofrece en forma de libro la historia de su pueblo. Y lo hace de una forma muy original, siguiendo el toque de las campanas.
- ¿Cómo surge la idea de editar un libro sobre la historia de Valdezate?
- La gente va falleciendo y se va perdiendo la historia, por eso pensé en escribirlo, porque si no todo esto desaparece. He ido acumulando apuntes desde niño, desde que fui monaguillo, porque siempre me ha interesado la historia. Ahora que me he jubilado los he recopilado y con los apuntes, los recuerdos, lo que me cuentan las personas mayores y todo lo que he leído sobre la Ribera del Duero; he decidido unirlo.
- Pero de una manera muy original, porque el hilo conductor que utilizas es el toque de campanas.
- Sí. En noviembre de 2022 la Unesco incluyó en su lista representativa de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad el toque manual de campanas, y se me ocurrió unir las dos cosas. Porque, además, vi que la gente está interesada por la historia de su pueblo. Hice un recorrido explicativo por Valdezate y la respuesta fue impresionante. Después organicé un encuentro para explicar la iglesia de la Asunción y pasó lo mismo. Eso fue lo que me dio el impulso final para escribirlo.
- ¿Cómo empieza?
- Con generalidades sobre campanas, como los diferentes toques que se dan dependiendo de la estación del año, de la temperatura o del viento, por ejemplo. Por supuesto no todos han sonado en Valdezate, pero hago un repaso a todos.
- Y después unes la historia a esos toques...
- Me he basado en la historia, pero también he tenido en cuenta las leyendas y la transmisión oral.
- ¿Cuál es el primer toque de campanas que incluyes en esa historia?
- La de la canonización de Santo Domingo de Guzmán. No está documentado que sonasen campanas en Valdezate, pero sí que el obispo de Osma, en 1234, mandó dar un toque de campanas en su diócesis, y doy por hecho que replicaron en Valdezate porque pertenecía a la diócesis y lo hicieron con repique y volteo.
- Cuéntanos otro momento de la historia valdezateña donde sonaron las campanas…
- Cuando se inauguró la restauración de la ermita de San Roque en 1989. En la obra que se realizó se sacó la piedra vista original que fue tapada en la época del cólera. En ese tiempo se tapaban las iglesias con yeso y con cal para prevenir de la peste. Allí también debió de haber un repique y volteo de campanas.
- Me cuentan que hubo un sacerdote de excepción para el pueblo también durante esa época de pandemia.
- Se llamaba don Remigio. En la época del cólera se prohibía tocar las campanas a difunto para evitar que el pueblo se acobardara o cayera en la depresión más absoluta, pero en Valdezate fue una excepción cuando tocaron a clamor para honrarle a su muerte. En Valdezate hay una ermita, la de Santa Cruz, que se convirtió en un lazareto improvisado. Allí iba la gente a morir y se enterraban unos a otros. Este sacerdote bajaba a darles la comunión y la extremaunción pese a que le decían que no lo hiciera porque se podía infectar. De hecho, falleció.
- ¿Hay algo que no esté relacionado con la iglesia?
- Sí, desde luego. Por ejemplo, tocaban cuando llegaba el corredor mayor del vino a cobrar los impuestos. En 1614 nombraron a un vecino de Fuentelisendo, que cobraba cuatro maravedís por cada cántara o arroba de vino que se vendía. Las campanas avisaban de estaba ahí para que los vecinos fueran a pagarle. También esto tiene su toque de campanas.
También cuando había concejos en la plaza. Existía un toque especial para ello y la campana era el único medio de comunicación que había, porque entonces no había móviles para hacer una quedada en la plaza.
- ¿Siempre tocadas por hombres?
- No, pero por una tradición. Durante la segunda república y durante el día de las águedas, se permitía a la mujer tocar las campanas si ocurría algo, tenían la potestad de ser campaneras por un día.
- ¿Cuándo comienza la historia de Valdezate?
- En 912, cuando Gonzalo Fernández saltó el Duero y con sus hombres llego a Haza para iniciar desde allí la repoblación de la zona que luego pasaría a convertirse en la tierra de Villa y Tierra. No hay documentación que diga que había campanas en los primeros momentos, pero estoy convencido de que cuando llegaron los repobladores, que eran cristianos, y empezaron a construir las iglesias románicas tuvo que haber campanas, lo que pasa es que no se puede demostrar.
- ¿Se siguen tocando las campanas en Valdezate?
- Sí, pero da un poco de pena porque ahora están automatizadas. Yo estoy abogando en el pueblo para conseguir que gente joven que pueda estar interesada pueda aprender los toques y que en determinados momentos se puedan tocar las campanas manualmente.
- ¿Y hay algún campanero que les pueda enseñar?
- Aquí el campanero siempre ha sido el sacristán, son pareja las dos funciones. El sacristán vive y conoce perfectamente casi todos los toques. También el hijo de otro que fue campanero- sacristán los conoce, así que la idea es totalmente viable y de hecho voy a intentar por todos los medios que la tradición no se pierda.
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